Génova guarda con celo el sentido de su voto. Hasta ahora no ha hecho más que repetir que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “no merece ninguna confianza por parte de ningún grupo”. Y fuentes del PP insisten en que su líder, Pablo Casado, sólo lo desvelará en la tribuna del Congreso de los Diputados.

Casado habló el pasado lunes con el jefe del Ejecutivo y le hizo llegar su disconformidad con la prolongación del estado de alarma. A su juicio, debería valerse de la legislación ordinaria para mantener la actual situación.

Según el principal partido de la oposición, con 88 escaños en el Congreso, esta nueva fase podría controlarse mediante instrumentos que ya existen, tales como la Ley de Seguridad Nacional, la Ley de Salud Pública o la Ley de Protección Civil.

Además, el PP quiere que el Gobierno desvincule las ayudas económicas del estado de alarma y una colaboración efectiva con las comunidades autónomas.

Ante esta postura, el Ejecutivo comenzó a presionar a los populares. De hecho, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, llegó a llamar por teléfono al presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, para expresarle la necesidad de que su formación no tuviera dudas sobre la necesidad de mantener el estado de alarma durante la desescalada.

De todos modos, ya no harán falta los votos del Partido Popular porque el Ejecutivo ya tiene garantizada la autorización preceptiva para continuar con el estado de alarma al haber cerrado un acuerdo con Ciudadanos y al aceptar las enmiendas del PNV.