El pediatra de Sepeap Patricio José Luis Lázaro, aseguró que "el 80% de chavales que agreden a sus padres han recibido violencia física o psíquica de ellos, por lo que la violencia se generaliza".

Como ejemplo, Lázaro destacó el aumento existente en el País Vasco, donde en 2008, 61 menores fueron condenados por agredir a sus familiares, 12 casos más que el año anterior.

El problema radica en que los adolescentes creen que la violencia es algo "normal e inevitable", ya que una investigación que se está realizando con chicos de Alcalá de Henares demuestra que "los adolescentes tienen creencias erróneas y actitudes que no ayudan a prevenir la violencia y dificultan la convivencia", afirmó Lázaro.

Según este pediatra, "el problema del castigo físico es que transmite al chaval que la persona que le quiere te puede pegar y esto luego se puede trasladar a la pareja, amigos y el ámbito donde se mueva".

Por su parte, la pediatra de Aepap Carmen Martínez González, afirmó que es necesario "fomentar educación que rechace cualquier tipo de violencia" por lo que es importante "animar a los padres para que participen en actividades" y hacer que exista entre padres e hijos "un vínculo emocional seguro".

Además, es necesario "mejorar la formación del personal sanitario y de profesores para detectar situaciones de riesgo y saber qué podemos hacer para intentar corregirlo", incidió Martínez González.

Otros datos que presentaron estas asociaciones es que el 60% de los menores que acosan en el colegio cometen algún delito antes de los 24 años (perpetúan la violencia y la trasladan al trabajo o la familia).

Por otro lado, la prevalencia estimada de maltrato infantil por parte de los padres en las distintas comunidades autónomas oscila entre un 5 y un 15,19 por 10.000 menores.

ACOSO ESCOLAR

En el caso de "bullying" o acoso escolar, este promedio se situaría en torno al 17%. Hay que destacar que no se consideran acoso las peleas entre iguales si no hay desequilibrio de poder, es decir, que el agresor tenga una personalidad dominante, impulsiva y con dificultad para controlar la ira.

Los expertos consideran que la estrategia más efectiva para acabar con la violencia, recomendada por la Organización Mundial de la Salud, es intervenir en los niveles individual, relacional, comunitario y social.

Por último, estas asociaciones aseguraron que "fomentar una educación que desapruebe la violencia de cualquier tipo y promueva la igualdad de género desde que los niños son pequeños, tanto en el ámbito familiar como escolar".