En la reunión, celebrada en la víspera del Día Europeo de los Derechos de los Pacientes, también han participado la vicesecretaria de la OMC, la doctora Rosa Arroyo, y la directora de la POP, María Gálvez, en este encuentro que forma parte de los habituales entre la corporación y la organización de pacientes y que, en esta ocasión, ha estado centrado en la situación provocada ante el Covid-19.

El doctor Serafín Romero ha expuesto a las representantes de la POP la actividad que viene desarrollando la OMC desde que se produjo el brote de pandemia en España, con especial incidencia desde que se decretó el estado de alarma, una actividad que ha estado centrada en la defensa y protección de los profesionales para la mejor atención a los pacientes. También ha expresado la preocupación por los pacientes con enfermedades crónicas.

Carina Escobar, por su parte, ha expresado a la OMC su agradecimiento por el apoyo constante y ha trasladado a los responsables de la corporación médica la inquietud e incertidumbre ante la falta de protocolos precisos para que los pacientes oncológicos, trasplantados, en diálisis, todos ellos inmunodeprimidos, con ictus o infartos, por poner algunos ejemplos, que, en muchos casos, dejan de acudir al hospital por miedo al contagio de corononavirus, lo que, en esta situación de confinamiento, provoca un empeoramiento de sus patologías.

Para la POP es muy importante que los pacientes con patologías determinadas tengan claro que, si lo necesitan, deben ponerse en contacto con su médico o acudir al hospital y evitar así que sigan empeorando en casa.

Escobar ha calificado la situación de las asociaciones de pacientes de “invisibilidad”, a pesar de su disposición a colaborar con el Ministerio de Sanidad para establecer protocolos que garanticen la seguridad de los pacientes y una estrategia de salud pública que proteja a los más frágiles, en la que se encuentran de muchos de ellos. Lo único que se ha conseguido hasta ahora -señaló- ha sido la dispensación de los medicamentos de farmacia hospitalaria a domicilio y la eliminación del visado para algunos tratamientos y nutrición.

Los dos aspectos que más preocupan actualmente a esta organización, que representa a más de 1.300 asociaciones son: en primer lugar, las limitaciones para solicitar bajas laborales de muchos enfermos crónicos, que deben seguir acudiendo a su centro de trabajo, con el consecuente riesgo de contagio por coronavirus. Se trata de personas –explicó- que, aunque en muchos casos no tienen reconocida una discapacidad, deberían tener derecho a permanecer en una situación de aislamiento a efectos laborales, obteniendo la incapacidad temporal, en el caso de no poder realizar teletrabajo o realizarlo de forma totalmente protegida.

La otra gran preocupación expuesta por Escobar es lo que denominó como “el día después”, que debería implicar una estrategia de centros sanitarios o circuitos diferenciados para enfermos de coronavirus y otros para otras patologías, es imprescindible mantener zonas “limpias” para asegurar la atención sanitaria que necesitan las personas de riesgo. Se trata de un tema de seguridad y de protección. Otro de los aspectos a contemplar es la financiación del sistema sanitario, el acceso a los medicamentos y el fomento de la investigación, en opinión de la POP.