Se trata de la compañía onubense Polisur, ubicada en Lepe, y la granadina Plásticos Alber, radicada en Escúzar, que han iniciado la producción con un volumen de fabricación diario de unos 12.000 kits y pretenden alcanzar la plena producción a finales de semana, con unos 30.000 kits de protección al día.

Según informan en un comunicado, la compañía onubense comenzó a gestar este proyecto cuando se decretó el estado de alarma. Ha facilitado los acetatos que están utilizando otras personas de Huelva que emplean sus impresoras 3D para crear diademas sobre las que se montan las pantallas protectoras. En paralelo, los responsables de Polisur se pusieron a desarrollar el proyecto industrial que ha culminado hoy lunes con la creación de los primeros kits de protección.

Así, Polisur contactó con la empresa granadina de plásticos Albert, que ha diseñado el molde de plástico para las viseras “en tan sólo unos días, cuando se tardan hasta tres meses”. Albert está fabricando las viseras para las pantallas usando polipropileno que se envían desde la provincia de Granada a Huelva para completar el proceso.

Por su parte, en la fábrica lepera se ha incorporado utillaje a su maquinaria para poder cortar las bobinas de plástico PET y crear las pantallas. Ambos materiales se utilizan para envases de alimentación.

Las máscaras cubren al usuario casi hasta las orejas y llegarán bajo la barbilla. Polisur se encarga de empaquetar los kits de protección en los que irán varias láminas de plástico, las viseras y varias gomas para fijar el conjunto a la cabeza. Además, realiza la distribución y venta.

Así, cada empresa ha aportado su especialidad, dado que Alber es experta en el diseño y la fabricación de piezas de plástico por inyección, mientras Polisur es especialista en el manejo del acetato, que habitualmente utiliza para la creación de envases para frutos rojos, entre otros productos.

La ventaja de las pantallas es que con ellas, además de proteger a su usuario de la propagación de coronavirus por las diminutas gotas del rocío respiratorio de otras personas, también evitan que quien las lleva se toque la cara. Esto último es otra de las vías de contagio, ya que inconscientemente nos llevamos las manos al rostro varias miles de veces al día.