La empresa aseguró en un comunicado que con esta decisión busca "hacer frente a la pandemia del coronavirus Covid-19, asegurar la supervivencia de la empresa y preservar el empleo a medio y largo plazo".

El ERTE se ha solicitado con una duración de tres meses, pero la compañía se compromete a monitorizar "permanentemente la evolución de la crisis sanitaria y sus efectos sobre la movilidad de los ciudadanos para evaluar si sería posible acortar los plazos y recuperar la actividad anticipadamente o si, por el contrario, fuese necesario ampliar el periodo de la regulación temporal de empleo".

Además, asegura que la aplicación del ERTE "va a estar vinculada a la carga de trabajo prevista en cada área, tal y como exige la ley". Por lo tanto, los diferentes colectivos de la plantilla se verán afectados "de forma proporcional a la reducción de actividad de sus áreas laborales".

La previsión es que los vinculados con el vuelo van a quedar prácticamente sin actividad, en su mayor parte, mientras que el área técnica va a continuar con carga laboral porque la parada masiva de aeronaves "se aprovechará para adelantar trabajos que permitan volver a operar con la máxima eficiencia cuando se reanuden los vuelos".

Las plantillas de los colectivos de vuelo, pilotos y tripulantes de cabina de pasajeros estarán afectadas por el ERTE "hasta unos máximos de 90/100%". En el área técnica, los técnicos de mantenimiento de aeronaves se verán afectados en función de las bases "en un umbral de entre un 50% y un 100%".

El presidente y los miembros que componen la dirección de la empresa también se ven afectados por el ERTE "en un 75%, lo que no impedirá que sigan liderando la compañía con total y absoluta disponibilidad". Para el resto de personal de oficinas y servicios centrales la afectación por el ERTE será de media superior al 50%.