Este tipo de restricciones, que son un ejemplo de las solicitadas por la Generalitat de Cataluña a sus ciudadanos por la propagación del covid-19, se establecen porque los expertos entienden que van más allá de los servicios esenciales que se deben mantener en una situación de riesgo sanitario.

Algunos de los servicios esenciales que sí se mantienen son las actividades vinculadas con la seguridad y las emergencias, la electricidad, el agua potable, los combustibles, el gas, las telecomunicaciones, la gestión de residuos de todo tipo, los suministros sanitarios y de farmacia, así como la distribución alimentaria humana y animal.

Para mantener el contacto humano, sí se permite quedar con amigos y familiares en la calle, pero limitando estos encuentros a momentos puntuales y de duración reducida, siempre manteniendo las distancias y medidas de protección y seguridad. También se permite sacar a pasear a las mascotas.

En el caso de familiares dependientes, no se limita la posibilidad de visitarles en sus domicilios para garantizar la atención que necesiten. Además, la asistencia profesional a estas personas forma parte de los servicios esenciales que se permiten.

En cuanto a las tiendas, tal y como sucede ya en gran parte del país, seguirán abiertas las de alimentos, higiene y limpieza a las que se les aseguran sus suministros en coordinación con las plataformas de distribución.

A la hora de ir a comprar, se solicita a la población que se limite a las compras habituales, evitando aglomeraciones y manteniendo un metro de distancia entre personas.

Por su parte, lo habitual es que el transporte público siga funcionando, aunque con menor oferta y no se recomienda su uso. Tampoco se recomienda acudir a citas médicas no urgentes.