Así lo afirmó, en una entrevista concedida a Servimedia, el director de la Oficina de Información de la FAO en España, Enrique Yeves, quien señaló que 2010 cerró con 925 millones de hambrientos en el mundo, una cifra que rebajó el máximo histórico de 1.023 millones de 2009 y el primer descenso en el hambre en los últimos 15 años.

Yeves incidió que “cada seis segundos muere un niño por causas relacionadas con el hambre”, a pesar de que este problema “es relativamente sencillo de solucionarlo desde un punto de vista ético” si existe “voluntad política”.

Además, apuntó que “las cosechas no son malas” y, a pesar de que “ha aumentado la demanda en países emergentes”, sobre todo China y la India, “existen recursos” para eliminar el hambre en todo el mundo.

Para ello, Yeves subrayó que debe darse “a la agricultura la importancia que necesita” y “cumplir los acuerdos” comprometidos por los países en ayuda al desarrollo.

Indicó que harían falta unos 50.000 millones de dólares al año (unos 36.700 millones de euros) para “acabar con el hambre en el mundo”, una cantidad relativa si se compara con los 365.000 millones de dólares (268.000 millones de euros) que los países de la OCDE destinan anualmente a subsidios agrícolas o los 800.000 millones de dólares (590.000 millones de euros) que Estados Unidos invirtió “para reflotar la banca de un día para otro” en 2008.

Además, Yeves recalcó que cada año se destinan unos 1,2 billones de dólares (unos 880.000 millones de euros) en armamento. “Desde el punto de vista de la humanidad, tenemos que tener claro cuáles son nuestras prioridades”, apostilló.

Sin embargo, pese al descenso en la cifra de hambrientos del año pasado, Yeves comentó que actualmente hay otro repunte porque existe “mucha especulación en los mercados” en lo relativo a los precios de los alimentos, si bien no aventuró a adelantar una estimación de qué cantidad de población no tiene actualmente lo que necesita para comer.