Quevedo ha declarado como testigo en la vista pese a estar imputado en un juzgado de Barcelona por lo ocurrido durante el 1 de octubre de 2017. Ha defendido en todo momento la actuación del cuerpo y la adhesión a la legalidad de la policía catalana. La Audiencia juzga a la cúpula de los Mossos por rebelión durante el otoño del `procés´.

El testigo ha insistido en que los líderes independentistas trataban de apropiarse los `principios básicos de actuación´ de los Mossos para hacer ver que su actuación estaría en línea con sus pretensiones aunque, según ha dicho, esos principios se iban a ajustar siempre “al cumplimiento de los mandatos judiciales. Nosotros creíamos que esa apropiación no debía de ser así”.

El comisario explicó a preguntas de la defensa que ya desde el mes de septiembre de 2017 “el Cuerpo estaba muy tensionado desde el punto de vista del esfuerzo. Se habían cambiado cuadrantes, se habían suspendido permisos… Los mandos llevábamos un ritmo de trabajo muy alto, pero el mayor Trapero nos dijo: `Hay que continuar, hay que esforzarse, no hay que bajar los brazos y llamó a la prudencia y al rigor en las actuaciones´”.

Quevedo explicó con detalle los mensajes que la cúpula de los Mossos transmitió al Govern durante las reuniones que se celebraron entre los meses de septiembre y octubre de 2017. Según se iba acercando la fecha del referéndum, el comisario Ferrán López promovió una mayor presencia de mandos en las reuniones de coordinación.

En la del 28 de septiembre, la última antes del referéndum, los mandos de los Mossos transmitieron al Govern la “inequívoca voluntad de Mossos de cumplir con la legalidad”, la idea de Trapero era dejar claro que “el Cuerpo no forma parte de este `procés´, ni lo ha formado nuca ni lo va a formar, y se mantendrá inequívocamente al lado de la legalidad”.

Según ha explicado el testigo, los mensajes que se estaban trasladado desde el poder político daban la sensación de que los Mossos formaban parte de una serie de estructuras dirigidas a colaborar en la celebración del referéndum ilegal, por lo que Trapero llegó a trasladarles que esos mensajes no se correspondían con la realidad y “socavaban nuestra credibilidad como Cuerpo”.

Dentro de esta línea argumental, Quevedo recordó que en todos los documentos internos de la policía autonómica “hacíamos hincapié en la delicada situación social y en que había que actuar con prudencia”. Frente a esto, veíamos en “los responsables políticos un intento de apropiación de los conceptos contenidos en los principios básicos de actuación” para hacer ver que el Cuerpo contribuiría a la celebración del referéndum.

Pese a sus quejas, explicó, Puigdemont les dijo en esa reunión que tenía un mandato del Parlament y un compromiso programático con sus electores que le obligaba a celebrar el referéndum. “Nos dijo que no iban a dejar de hace el referéndum y que los Mossos hicieran lo que creyeran que debían hacer”.

En consonancia con la declaración de otros mandos de los Mossos, Quevedo relató que salieron “frustrados” de esa reunión y que se plantearon redactar un comunicado de prensa haciendo pública su postura. “Se llegó a hacer un borrador, pero finalmente no se llevó a cabo. Entendimos que tras un cuerpo policial no tenía por función hacer comunicados de este tipo y decidimos que nosotros íbamos a hacer lo que teníamos que hacer, que era cumplir con el mandato judicial”.

Tras defender que el dispositivo destinado a evitar el 1-O fue adecuado con arreglo a los medios de que disponían insistió en que “lo que se activó el 1-O no se había activado antes y nunca después se volvió a activar. Se activaron unidades de policía científica, de tráfico, unidades de apoyo y de asuntos internos. Se activaron todas esas unidades que no salen a la calle, ese día se activaron y eso no había pasado antes ni tampoco pasó después”.