Así lo hizo en su comparecencia al término de la primera reunión de la mesa de diálogo entre ambos ejecutivos en el Palacio de la Moncloa, que se prolongó durante tres horas, que se desarrolló en un clima “franco y bastante normal" y que fue “muy dinámica, participativa y participada”. “Nada tensa, sin reproches”, apuntaron fuentes gubernamentales.

Montero dijo que se ha dado “un paso muy importante para avanzar en la normalización de las relaciones institucionales e incluso afectivas tras años en que sólo ha habido confrontación y reproches”, y que se inaugura “un nuevo clima desde la sinceridad” y “una nueva interlocución” para "una nueva etapa”.

Sin embargo, constató que ambas partes están “en las antípodas” y que “la negociación es muy compleja” y no espera “frutos a corto plazo”. Aunque la cita fue “mejor” de lo que se esperaba para una “primera reunión”, subrayaron fuentes gubernamentales.

Si bien recordó que en todas las negociaciones las dos partes se sientan a hablar porque no están de acuerdo y luego se avanza cuando “abandonan posiciones maximas” y caminan para poder “encontrarnos en un acuerdo”.

Preguntada por la queja de Torra de que no había hallado una "respuesta clara" del Gobierno español al derecho de autodeterminación, Montero recordó que el Ejecutivo central "no comparte" esa posición. Pero confió en buscar "propuestas imaginativas, creativas", tras identificar los "puntos de encuentro", cuestión en la que vaticinó que dedicarán tiempo en las próximas reuniones.

Remarcó que el presidente catalán conoce la posición del Ejecutivo y del presiente Pedro Sánchez que se resume en que “cualquier acuerdo debe estar dentro de la seguridad jurídica” y que no comparten el “supuesto derecho de autodeterminación, ni comparte esos extremos” que defiende el Ejecutivo catalán.

Montero abogó por superar “el binomio sí o no” porque se trata de respuestas “complejas” a preguntas “complejas” a las que hay que dar solución de una manera “imaginativa” que, según explicaron fuentes gubernamentales, no puede ser una mejor que el Estatuto, que la parte catalana porque lo entendería como solo ampliar el autogobierno porque son “etiquetas ya consumidas”.

La ministra de Hacienda sostuvo que en la reunión no se abordó el detalle de la tramitación parlamentaria del denominado techo de gasto ni de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) pero sí recordó que se trata de un proceso paralelo porque los PGE son una herramienta “instrumental” para aplicar las medidas que se puedan acordar en la mesa. Y sin techo de gasto no hay cuentas públicas, avisaron fuentes gubernamentales.

“La voluntad de este Gobierno es seguir avanzando, con una vocación inequívoca de diálogo y nos tiene que permitir superar este conflicto”, remachó la portavoz, que se encomendó a las próximas reuniones mensuales -cuyas delegaciones están todavía por cerrar- y a las plenarias que se celebrarán cada seis meses con la incorporación de presidentes y vicepresidentes para “intentar superar todos los obstáculos para buscar un futuro mejor para todos”.