Grandi señaló que “la emergencia está aquí, en el Sahel, donde las personas están sufriendo, son asesinadas, las mujeres están siendo violadas y los niños no pueden ir al colegio”. Por eso, “es en el Sahel donde debemos intervenir antes de que esta crisis sea imposible de gestionar”, declaró.

Ante esta situación, transmitió desde Burkina Faso su "preocupación" por el rápido deterioro de la situación en la región del Sahel, donde la creciente inseguridad impulsa a un creciente número de personas a huir de sus hogares.

Según destacó, el número de desplazados internos en Burkina Faso se ha multiplicado por diez solo en 2019, hasta las 560.000 personas. Otras 70.000 fueron desplazadas en Malí durante el mismo año, indicó, por lo que los desplazados internos en este país superan ya los 200.000.

Durante su viaje, Grandi se ha reunido con los presidentes de Burkina Faso y de Níger y con responsables del Gobierno de Mauritania. Elogió a estos países por "seguir acogiendo refugiados, a pesar de afrontar emergencias humanitarias como las de Níger y Burkina Faso".

“En el Sahel, algunos de los países más pobres del mundo siguen siendo de los más generosos”, y reconoció la solidaridad que Níger, Burkina Faso y Mauritania están demostrando a los cerca de 165.000 refugiados que han huido de Malí, donde la situación de seguridad no presenta visos de mejorar.

En esta línea, lamentó que pese a "los numerosos desafíos que afrontan estos tres países hoy en día, no vemos un compromiso a este nivel en la mayor parte del mundo”.

Finalmente, pidió soluciones para el desplazamiento forzado de larga duración que fomenten la cohesión social entre las comunidades de acogida, los refugiados y los desplazados internos.