Desde la tribuna, Sánchez lanzó un consejo a Ciudadanos para que “cambie de posición” -ya que piensa votar en contra de la investidura- y haga un “análisis crítico y veraz” sobre el “desplome” electoral tras pasar de los 57 diputados del 28-A a los 10 del 10-N.

En esta línea, le trasladó que deje de “someterse al dictado de la derecha y la ultraderecha (PP y VOX)” porque “ni el PP ni la ultraderecha les desean a ustedes nada bueno”. “Contribuyan a la gobernabilidad y al desbloqueo y así podrán recuperar mucho del rédito perdido”, señaló.

Con cierta ironía, Sánchez comparó la posición de Cs con la del PP y Vox. Dijo que son el “mismo libro”, aunque los de Santiago Abascal son de “tapa dura”, los que lidera Pablo Casado de “tapa blanda, y usted (por la formación naranja) una versión de bolsillo”. Parecerse a la derecha y la ultraderecha con “seguidismo ciego”, aunque se digan de centro, les hace no servir “para nada”.

Para Sánchez, pese a que en Ciudadanos ya no está Albert Rivera al frente, se mantiene el mismo discurso contra un gobierno presidido por él. “Entiendo que siga esos pasos, pero no aquellos que llevaron al precipicio a su formación política”. “Año nuevo discurso viejo”, lamentó el presidente en funciones.

Además le hizo ver a Arrimadas que “han cambiado mucho las cosas” y no puede subir a la tribuna y “con un argumento un tanto temerario dar lecciones de resultados electorales al PSOE que ha ganado cinco elecciones”, cuando Ciudadanos ha perdido el 72% de sus diputados.

Insistió en que “deje de ser un apéndice de la derecha” y “recapacite” por el papel que puede desempeñar esta formación con sus 10 diputados. “Pueden hacer muchas cosas” pero para ser el centro, primero tienen que “creérselo”, concluyó Sánchez antes de desearle "suerte" como nueva líder de Cs.