Así, desde la tribuna del Congreso, Sánchez acusó a Vox de que “mienten más que hablan, y mira que hablan bastante”, y empleó su turno de respuesta para que “sus falsedades no queden sin respuesta”.

De este modo, Sánchez demostró que es “falso” el argumento que mantiene Vox sobre la violencia de género porque las denuncias falsas ascienden al 0,01% del total de las presentadas.

Le reprochó incluso que afirmen que la ley de violencia de género discrimina a los hombres porque la violencia doméstica también está penada, mientras que la violencia machista se ha llevado más vidas que el terrorismo de ETA, ya que desde 2003 han sido asesinada 1.033 mujeres.

También utilizó datos sobre inmigración, pensiones y sanidad, para desmontar discursos de Vox.

El líder del PSOE dio este giro en su trato con Vox, después de que en la investidura fallida de julio optase casi por ignorarlos. “Vamos a revertir sus falsedades, alertar sobre el fanatismo que genera odio, y defender la tolerancia, la convivencia, la diversidad, la libertad y la igualdad”, dijo.

Con un tono contundente, y apelando varias veces a que míreme a la cara y a los ojos, les acusó de ser “fuertes con los débiles” pero a la vez “débiles y sumisos con los poderosos”.

Sánchez admitió que el líder de Vox le ha “parecido más moderado de tono” que Pablo Casado (PP) pero con el “mismo espanto y terror” porque han empleado un mismo lenguaje alarmista sobre su futuro Ejecutivo.

Además, el presidente en funciones recordó el pasado de Abascal en su etapa en el Partido Popular cuando defendió el sistema autonómico y, en particular, el autogobierno vasco.

Para cerrar su respuesta a Abascal, Sánchez defendió que “la democracia española es tan grande que incluso ustedes caben en ella”. “Hablan mucho de hacer a España grande, pero lo que es evidente que España les queda muy grande”, concluyó.