Las pretensiones de la compañía francesa son una reducción de los costes laborales en el entorno del 20%, principalmente a través de la rebaja de los salarios del 18% y de la creación de nuevas categorías profesionales.

La contrapartida que ofrece Renault es la adjudicación de la fabricación de un vehículo convencional, de uno eléctrico y de un nuevo motor; una carga de trabajo que aseguraría el futuro de la planta durante muchos años.

Sin embargo, Valladolid compite en estas adjudicaciones con Eslovenia, por lo que la empresa reclama esta rebaja salarial para igualar los costes con los de las fábricas del país del este de Europa.

Además, a estas medidas se sumaría un importante incremento de las horas anuales de trabajo, lo que conllevaría, según explican desde el sindicato, una reducción cercana al 30% en los costes salariales.

Asimismo, la intención de la marca automovilística es la de crear una nueva categoría profesional para las nuevas incorporaciones.

Desde UGT aseguran que no van a aceptar estas condiciones “ni locos”, y señalan que sólo están dispuestos a estudiar fórmulas para la reducción de costes y la posibilidad de que esas nuevas categorías se fijaran para los aprendices y llevara consigo un plan de rejuvenecimiento de la plantilla.

El sindicato reclama a la compañía que “no pretenda que compitamos en costes laborales con Eslovenia”, sino que “debemos hacerlo en otras cosas, como tecnología o flexibilidad”.

Sin embargo, la marca francesa es tajante: “esto es lo que podéis hacer para salvar el cierre de la fábrica”, dice la empresa según UGT.