La respuesta ciudadana fue masiva, pese a la luvia que cayó sobre la capital burgalesa durante toda la tarde. La manifestación iba encabezada por los presidentes de las comunidades autónomas de Castilla y León y de la Rioja, donde vivía y trabajaba, respectivamente, José Antonio Ortega.

También estuvieron presentes la secretaria de Estado de Asuntos Penitenciarios, Paz Fernández Felgueroso; el presidente del Senado durante la pasada legislatura, Juan José Laborda; y todas las autoridades locales y provinciales de Burgos.

El presidente de Casilla y León, Juan José Lucas, dijo que a los terroristas de ETA no puede llamárseles delincuentes políticos, sino comunes, y se refirió afectuosamente al pueblo vasco, del que dijo que tiene el respeto de todos.

El alcalde de Burgos leyó un comunicado de repulsa por el secuestro desde el balcón del Ayuntamiento, en donde le acompañó la esposa del funcionario raptado por ETA y el portavoz de la familia.

Además de exigir la liberación de José Antonio Ortega, el edil reclamó también la del empresari vasco José María Aldaya, que permanece igualmente en manos de ETA.