Los magistrados de la Sección Segunda de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, presididos por el juez Ángel Hurtado, han encontrado a Celarain y Otegi culpables de undelito de estragos terroristas en grado de tentativa en concurso ideal con un delito de colocación de artefacto explosivo.

El tribunal considera probado que Otegi y Celarain, cumpliendo con las directrices de la cúpula de ETA, colocaron el 26 de agosto de 2002 un artefacto explosivo en los juzgados de Tolosa, según consta en la sentencia hecha pública hoy.

ETA avisó mediante una llamada recibida a las 22.40 horas en el diario "Gara" de la colocación de la bomba y advirtió de que el artefacto haría explosión a las 23.30 horas, lo que finalmente no se produjo debido a "algún fallo del sistema de iniciación".

El artefacto, que estaba colocado dentro de una caja de caudales y encima de una cacerola, estaba compuesto por cerca de seis kilos de explosivo.

En este sentido, la sentencia destaca que los agentes de la Ertzaintza que desactivaron el artefacto indicaron en el juicio que la cantidad de explosivo utilizada por los etarras "era suficiente para causar un gran destrozo", incluso la muerte de personas.

Además, los magistrados señalan en su sentencia que la autoría de Celarain y Otegi en la colocación de la bomba ha quedado acreditada gracias a un informe policial elaborado por la Unidad Central de Inteligencia de la Policía Nacional.

En dichos informes, los expertos en la lucha antiterrorista atribuyen la autoría de los hechos a Celarain y Otegi en parte gracias a la documentación intervenida al dirigente de ETA Juan Fernández Iradi, alias "Susper".