Consumo
El consumo de los hogares se moderó en 2018 por la mayor incertidumbre sobre la economía, según el Banco de España
El texto se ha copiado correctamente en el portapapeles
El Banco de España detecta que, en 2018, el crecimiento de las rentas de los hogares superó al del consumo reflejando una moderación del gasto que “probablemente” se debió a la absorción de la demanda anterior y a la percepción de “un mayor grado de incertidumbre en torno a las perspectivas económicas”.
Así lo pone de manifiesto el organismo en un artículo publicado este miércoles en el que analiza la relación entre la evolución del consumo y el empleo durante la recuperación.
El Banco de España observa un crecimiento de las rentas que superó al del consumo, excepto para los hogares en los que se redujo el número de ocupados, y una moderación de su gasto en bienes duraderos y servicios. “Probablemente, ello refleja la absorción progresiva de la demanda de bienes duraderos acumulada durante la crisis junto con la percepción por parte de los hogares de un mayor grado de incertidumbre en torno a las perspectivas económicas”, apunta la institución.
Al inicio de la crisis, el gasto de las familias en las que el número de miembros ocupados no varió comenzó a presentar tasas de avance “mucho más moderadas” que las de los ingresos, y cuando comenzó la recesión se produjo una contracción de mayor intensidad en el consumo que en las rentas, lo que “probablemente” reflejó un aumento del ahorro por parte de los hogares como precaución, según el Banco de España. Este retroceso en el gasto fue mucho más intenso en aquellos hogares con alguno de sus miembros en paro.
Posteriormente, la recuperación del mercado laboral, unida a la reducción de la incertidumbre, la relajación del acceso al crédito y las favorables condiciones de financiación, “ha actuado como un importante soporte para la recuperación del consumo”.
Así, el freno en el desempleo “habría permitido que la probabilidad percibida por los hogares de pérdida del puesto de trabajo descendiese”, y con ello, hubiese una menor necesidad de ahorro como precaución.
El consumo en los hogares en los que se mantuvo el número de ocupados “habría crecido a tasas incluso algo más elevadas que las de sus ingresos entre 2014 y 2017”, en contraposición con lo sucedido en los años previos. A esto se suma la mejora en las perspectivas de encontrar un empleo para los hogares con parados, lo que “habría favorecido” que la caída del gasto en estos hogares fuera proporcionalmente menor al descenso de sus ingresos, reflejando así un ajuste “a la baja” de sus estimaciones de renta permanente.
En aquellos hogares en los que se redujo la cifra de desempleados, la mejoría del mercado laboral entre 2014 y 2017 propició un aumento de sus ingresos “de forma significativa”. En este grupo, el gasto creció “de manera notable” en esos años.
(SERVIMEDIA)
04 Dic 2019
MMR/gja