Así lo denunció este martes la Asociación Nacional de Empresas de Sanidad Ambiental (Anecpla) a través de un comunicado en el que subrayó que esta circunstancia es una de las “principales” consecuencias “directas” del cambio climático.

La organización también urgió a llevar a cabo medidas de control que “contengan” la expansión de vectores como los mosquitos Aedes albopictus, conocido como mosquito tigre, o el Aedes aegypti, transmisores de enfermedades como el virus Zika, el Dengue o el Chikungunya.

Su directora general, Milagros Fernández de Lezeta, estimó “de vital importancia” que los líderes presentes en la Cumbre del Clima, que se desarrolla en Madrid hasta el próximo día 13 en diciembre, avancen en el establecimiento de “medidas coordinadas” de control de vectores, que, insistió, “suponen un riesgo de primer orden”.

PARAÍSO DEL MOSQUITO TIGRE

Tras precisar que el litoral Mediterráneo se ha convertido en un “auténtico paraíso” para el mosquito tigre, desde donde se ha extendido “como la pólvora” por casi toda España, Fernández de Lezeta reconoció que, a día de hoy, resulta “imposible” aventurar su erradicación.

Con todo, incidió en que es de “vital importancia” reforzar las medidas de control por parte de las Administraciones Públicas pero también por lo que respecta a la población en general para “contener al máximo” la presencia de esta especie y frenar su propagación.

Un control que debe incluir la coordinación entre los distintos agentes implicados y la aplicación de los tratamientos necesarios para llevar a cabo una “buena” gestión medioambiental que evite su presencia y disminuya su población. “En caso contrario, las consecuencias pueden llegar a ser muy graves”, advirtió.

Para la responsable de Anecpla, otro de los principales factores de riesgo para la proliferación de este tipo de enfermedades es el tránsito de personas y puntualizó que en España se elevan ya a siete los casos de dengue autóctonos, a los que se une el primero registrado en toda Europa por transmisión sexual.

Una cifra que, admitió, “pudiera parecer ridícula” comparada con los “numerosos” casos importados que, según su criterio, podrían empezar a detectarse en turistas procedentes de zonas endémicas “si no se toman las medidas oportunas”.