El tribunal critica la “errática” actuación de los fiscales en el juicio, al entender que la tributación que el futbolista hizo de sus ganancias en esos ejercicios estuvo ajustada al régimen fiscal y, por tanto, no hubo delito fiscal.

Al contrario de lo que hizo Cristiano Ronaldo, que llegó a un acuerdo con la Fiscalía, Alonso rechazó reconocerse culpable y prefirió ir a juicio. Durante todo el proceso, defendió que había pagado lo que le correspondía y que la creación de una sociedad para gestionar los derechos de imagen es “una práctica habitual”, que se ajusta a la legalidad.

Entiende el tribunal que lo hecho por los asesores de Alonso se ajusta al régimen fiscal vigente que contempla “no someter a tributación en el impuesto sobre la renta de las personas físicas del jugador los rendimientos por éste obtenidos como consecuencia de la cesión, pues se cumplen todos los requisitos" de dicho régimen fiscal.