A pesar del hundimiento en las últimas elecciones generales, en las que Ciudadanos pasó de 57 a 10 escaños, y que se ha llevado por delante al núcleo duro del ya expresidente Albert Rivera, los dirigentes que permanecen al frente de la formación mantienen su rechazo a las pretensiones expresadas por el PP en ese sentido.

Esa es también la tesis defendida hasta ahora por Inés Arrimadas, que previsiblemente será la sucesora de Rivera al frente del partido. Tanto ella como quienes la rodean consideran que el espacio de centro está "consolidado", como lo demuestran los gobiernos autonómicos y municipales de los que participa Ciudadanos.

Además, creen que los diez diputados que tendrán en el Congreso de los Diputados son una buena palanca de visibilización y movilización de ese espacio y de sus señas de identidad: la moderación frente a los "extremos", la defensa de la Constitución y de la unidad de España, así como de la igualdad de los españoles, y las reformas estructurales.

Por ello, insisten en rechazar cualquier fórmula de integración con el PP, ya sea mediante una absorción o mediante una confluencia meramente electoral que, argumentan, no permitiría diferenciar el proyecto de Ciudadanos y que únicamente tuvo su razón de ser en Navarra por la necesidad de sumar fuerzas frente a los nacionalistas en esa comunidad. Por ello, pese a persistir en la idoneidad de Navarra Suma rechazan de plano España Suma.

En el PP piensan que el tiempo les ha dado la razón con respecto a España Suma, la plataforma preelectoral a la que Cs dio un portazo y con la que, dicen, habrían logrado imponerse a las urnas el 10-N. Siguen pensando que la unión de ambos partidos a futuro será el único antídoto a un Gobierno de Sánchez con Iglesias y que pueda “depender” de los independentistas.

Así, en Génova cada vez hay más voces que abogan por la fusión con Cs, ya sea en una plataforma al estilo España Suma o a través de la integración total en el mismo partido. Admiten que no tiene que ser algo inmediato, aunque ven margen para trabajar en ello tras el descalabro de Cs en las urnas.

En las elecciones generales del 10 de noviembre, según las fuentes consultadas por Servimedia, lo que ocurrió es que el PP “se comió a Cs por el centro”, ya que era “el partido más débil”.