Así lo explicó Bogas en la conferencia con analistas para presentar los resultados de la compañía hasta septiembre, periodo en que su beneficio se redujo un 85% como consecuencia de la pérdida de valor de sus centrales de carbón, que produjo un impacto negativo de 1.052 millones.

A este respecto, sostuvo que esta decisión de discontinuar la producción con carbón no debe tener un impacto significativo en su margen operativo, ya que su aportación es muy limitada.

En cuanto a la reducción en la electricidad producida por la compañía como consecuencia de la ausencia del carbón, señaló que con indiferencia de la decisión de clausurar estas plantas su producción ya se ha reducido a un tercio este año por el alto coste de importar el carbón y sus costes de emisión.

Por ello, sostuvo que para Endesa la decisión de cerrar estas plantas conlleva “un riesgo manejable” en términos de pérdida de rentabilidad.

Preguntado por el momento en que toda su producción con carbón podrá ser reemplazada por energías renovables, estimó que entre 2022 y 2023 la compañía podrá tener instalada una potencia similar a la de estos momentos.

Por otro lado, explicó que la compañía está elaborando la documentación necesaria para pedir el cierre de las plantas y señaló que dicha documentación debe contener planes de transición para mitigar el impacto negativo en las zonas donde se ubican estas centrales.

Bogas se refirió también a la última propuesta de la Comisión Nacional de los Mercados y la competencia (CNMC) sobre la retribución del transporte y la distribución de electricidad a partir de 2020. Destacó que dicha propuesta supone una mejora, aunque afirmó que “podría no ser la última porque todavía hay algunas cosas que deben ser mejoradas”. En todo caso, aseguró que la propuesta “está alineada con nuestras hipótesis en el plan de negocio”.