Lo hizo a su llegada y luego en su intervención en unos denominados “encuentros feministas” que sirvió como acto de precampaña en Madrid. En declaraciones a la entrada, detalló que Sánchez “parece que tiene dos gobiernos en uno”, porque la ministra de Trabajo, Magdalena Valerio, “se desentiende de la mochila austríaca” que el presidente y la titular de Economía, Nadia Calviño, “dicen que están dispuestos” a introducir.

Ya en el interior del Nuevo Teatro Alcalá, Montero cerró un acto en el que una empleada de hogar, una aparadora de calzado y una cuidadora de dependencia relataron la sangrante precariedad de sus condiciones laborales, “más esclavitud que empleo”, según las definió la número dos de Podemos.

Ella tomó la palabra con la voz quebrada y al borde de las lágrimas confesando que “si algún día nos preguntamos por qué tiene sentido lo que hacemos es por esto”, frente a una actualidad mediática que “despersonaliza mucho la razón por la que nos metimos en esta historia”.

Como conclusión a los testimonios de las tres mujeres, reiteró la tesis que ya ha verbalizado otras veces de que es todo “producto de una economía que se ha descontrolado”, y ya no se lleva a cabo “pensando en cómo organizar las necesidades sociales que tenemos que cubrir entre todos”, sino que es “un modelo incompatible con la vida”.

Para Montero, si la economía se ha descontrolado es “porque ha habido poderosos intereses que así lo han querido” y hay “falta de voluntad política” para afrontarlo. Frente a ellos, postuló el feminismo y el ecologismo como punta de lanza de “una corriente de fondo que está pidiendo dar la vuelta al sistema económico”, en qué “cambiar con urgencia para abordar los problemas de base”.

La portavoz parlamentaria alertó de que “cuando lo común se hace pequeño, quienes más sufren son las mujeres”, que “saben mejor que nadie lo que supone que un gobierno decida hacer de la salida a la crisis recortes”. De aquí enlazó con que Sánchez sólo quiere hablar de Franco y de Cataluña para no hablar de sus políticas económicas, incluida esa mochila austríaca que divide a su gabinete. “Decía que no quería tener dos gobiernos en uno, a lo mejor tiene que mirar primero en casa”, dejó caer.

Montero terminó negando que el bloqueo de la negociación de investidura se debiera a que Unidas Podemos negoció mal. “Nos ofrecen unos sillones estupendos pero que no tienen una sola competencia para cambiar la vida de la gente”, denunció sobre la oferta de tres ministerios y una vicepresidencia que le hizo el PSOE en julio, antes de espetar a los socialistas: “No nos vais a callar ni nos vais a comprar con sillones”.

Según interpretó, el bloqueo consiste en que “el cambio social que pone encima de la mesa el 15-M, que el objetivo es que la vida de las personas sea digna, no entre en un Consejo de Ministros”.