Calviño realizó esta defensa durante la inauguración de la jornada ‘España en los desafíos del siglo XXI’ organizada por Multinacionales por marca España, donde reivindicó los activos con que cuenta el país y muchas veces “no vemos”.

Insistió en que es un “gran país”, con “excelentes” universidades, con “extraordinarias” infraestructuras, “con grandes empresas” y “mucho talento”, poniendo especial acento en las personas y en la apertura y diversidad de la sociedad.

“Lo mejor de nuestro país son sus personas, una sociedad abierta, solidaria, que abraza el cambio, plural, una sociedad que sabe adaptarse a las novedades, que sabe adaptarse al cambio, que quiere abrazar el futuro”, aseguró.

La ministra quiso cerrar con esta conclusión una intervención focalizada en la situación económica del país y retos a futuro, pero que había comenzado subrayando lo relevante que es “proyectar una imagen veraz de nuestro país”, sobre todo, “en estos días” sin hacer mención alguna a la situación en Cataluña o la incertidumbre política.

Calviño agradeció al respecto a Multinacionales por marca España y a las multinacionales, en general, su contribución en la proyección de una “imagen sólida y real de la economía española al resto del mundo”.

Durante su intervención reconoció el “papel fundamental” que juegan estas compañías en la difusión del empleo y mejora de la competitividad de la economía, apuntando que su incremento, “a partir y durante la crisis”, ha contribuido a la internacionalización y apertura al exterior, siendo dinamizadoras en el aumento de las exportaciones y con su “contribución a la imagen positiva del país” fuera.

Calviño recordó que gracias a esa situación y sus apuestas en 2018 se batió en España récord de inversión extranjera, con algo más de 50.000 millones de euros en operaciones e inversiones.

“Muestra la confianza de los inversores extranjeros en nuestro país”, resumió, apuntando que es un “reflejo del clima empresarial que se ha ido desarrollando en nuestro país” y gracias a los activos con que cuenta España como el citado talento, la digitalización, los servicios públicos, la calidad de vida o infraestructuras.

Calviño admitió que estamos “en un contexto internacional complicado”, donde “se palpa la preocupación por el freno de la inversión internacional debido a la incertidumbre reinante” por lo que “cobra todavía más importancia estos activos”.

El Gobierno ha reducido su previsión de crecimiento del PIB al 2,1% en 2019 y 1,8% en 2020, pero revindicó que aun así “prácticamente duplica la media de la zona euro” y la diferencia de crecimiento con ella “se ha ido agrandando a lo largo de los últimos meses”.

La ministra reconoció la desaceleración frente a los máximos de 2015, pero subrayó que, en cualquier caso, hoy la economía cuenta con “fundamentos más sólidos que en ciclos anteriores” ya que la demanda interna continúa siendo dinámica, la inflación se mantiene acotada, el sector financiero no arrastra los problemas anteriores, “no hay burbuja en el mercado inmobiliario”, y las familias y empresas se han desendeudado, entre otros factores.

Reconoció que no se puede tener una actitud complaciente y hay que mantener la “prudencia y el rigor”, especialmente en el contexto que vivimos internacional y porque hay retos pendientes que resolver de la crisis como la desigualdad, y desafíos también de futuro como es el envejecimiento de la población o el cambio climático y la revolución tecnológica.

Calviño conminó a “no caer en alarmismos” o “experimentos” porque no hay “recetas milagrosas”, y apostó por encarar la situación con “responsabilidad fiscal, cohesión social y reformas.

La ministra tendió la mano a las empresas asegurando que para “garantizar el éxito” es “imprescindible el concurso del sector privado” ya que los desafíos de futuro no puede emprenderlos ni financiarlos solo el sector público.