Lo hizo en su intervención para cerrar el acto de presentación del programa electoral de Podemos, que advirtió de que es “un programa de mínimos”, sabedor de que el próximo Gobierno no será de partido único y tendrá que negociarlo con el resto de formaciones que lo integren.

Iglesias comenzó proponiendo que, ya que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, sólo quiere un debate en la campaña, haya otro entre los economistas de los principales partidos, para que digan cómo afrontarán la eventual desaceleración o recesión. Según postuló, ésta es “la pregunta fundamental de esta campaña” y a ella están respondiendo ya de una forma u otra todos los partidos.

Así, por ejemplo, Iglesias interpretó que Sánchez, en la entrevista que concedió a ‘El Español’, “adoptaba el lenguaje de Ciudadanos” al acusar a Podemos de querer subir impuestos a la clase media. “No estamos diciendo eso”, negó rotundamente, asegurando pues sólo pretender hacerlo a la banca y las grandes empresas y fortunas. También parafraseó que, en la misma entrevista, Sánchez dejó entrever que “no está tan mal la reforma laboral: permite una cierta flexibilidad que queremos mantener”.

Igualmente, para el líder de Podemos, “cuando Mariano Rajoy y Felipe González empiezan a coquetear con el Gobierno de coalición” entre PP y PSOE en un reciente coloquio que protagonizaron en Vigo, o cuando el presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, dice que “ahora sí que me puedo poner de acuerdo” con el PP y el PSOE, “están respondiendo a la pregunta de qué hacer frente a una desacelaración”: lo harían “gobernando juntos” y reaccionando con “más recortes y degradación de salarios”.

Frente a esa estrategia, Iglesias afirmó que para su partido “lo primero es la gente” y, por tanto, “la única garantía para que eso no se produzca es que Unidas Podemos esté fuerte el 10 de noviembre”. Este mensaje es el que viene reiterando la formación en los últimos días como estribillo para pedir el voto, y en dicho enfoque marcó expresamente distancias con el PSOE.

“¡Ya está bien de etiquetas tramposas!”, se quejó. “Que yo soy de izquierdas no tengo que demostrarlo, esto es un engañabobos. La pregunta es como vamos a defender lo que es de todos cuando llegue una desaceleración”. En este sentido, recurrió otra vez a su habitual cita de un taxista que presuntamente le dijo que él nunca había sido de izquierdas pero había votado a Podemos porque es el único partido que defendió al sector.

“Hemos demostrado que a nosotros no nos compran. No nos tenemos que avergonzar de haber cambiado de bando nunca”, proclamó, reiterando su empeño en “defener a la gente e este país”, porque “España son sus servicios públicos, sus trabajadores, la gente que saca este país adelante, no una panda de sinvergüenzas obsesionados con la bandera pero que luego tienen cuentas en Suiza".