Así lo aseguró en la rueda de prensa posterior a la Comisión Permanente que ha reunido estos días en Madrid a los obispos, como antesala a la Plenaria de noviembre. Según Argüello, las cuentas fueron entregadas en formato impreso y digital el 3 de septiembre, trámite que la Iglesia viene haciendo de forma anual y “en tiempo”.

Sobre las cuentas de la Iglesia, el portavoz precisó que la asignación tributaria (los fondos que provienen cuando los contribuyentes marcan en su declaración de la renta la equis de la Iglesia) “no es una partida del presupuesto de carácter finalista”, a diferencia de “otros dineros” que la institución recibe de los presupuestos del Estado, como los relativos a la educación concertada, los servicios sociales o la conservación del patrimonio, puso como ejemplos.

Por ello, indicó, “el Tribunal de Cuentas fiscaliza lo que tiene que ver con lo que el Estado dice” y añadió que “la asignación tributaria es un ejercicio de democracia fiscal”, pues “no son lo mismo” y, por tanto, “tienen un tratamiento fiscal distinto”.

Es más, concluyó, “el propio Tribunal de Cuentas en sus memorias habla de esa distinción”.