En su turno en el debate de investidura, Borràs se defirió a los cuatro escaños vacíos de Jordi Sánchez, Jordi Turull, Josep Rull y Oriol Junqueras, y alertó de que la unidad de España deja de ser un proyecto legítimo cuando para defenderlo se atropellan los derechos humanos.

Borràs recordó la argumentación de Sánchez cuando defendió la moción de censura contra Mariano Rajoy por entender que no se podía obligar a los ciudadanos a elegir entre democracia y estabilidad porque "no hay mayor inestabilidad que la que emana de la corrupción". La tesis es válida, le dijo, si se sustituye corrupción por represión.

Denunció que la supuesta voluntad de diálogo de Sánchez ha sido más retórica que real, que ya no tiene credibilidad en sus promesas de diálogo y de derogación de determinadas normas, y le alertó de que con próximos acontecimientos relacionados con Cataluña "el Estado español puede quedar enfangado de un modo irreversible" hasta el punto de que "van a necesitar mucho fairy para salir de tamaña ciénaga".

Le alertó de que, como decía Quevedo, "la soberbia nunca baja de donde sube, pero siempre cae de donde subió", y reprochó que no reconozca la "represión pura y dura" por parte de las instituciones y poderes del Estado a la ideología independentista en Cataluña, conjurados todos para salvaguardar la unidad de la nación española "aunque sea al precio de vulnerar derechos humanos fundamentales".

En vez de reclamar un vicepresidente que no hable de presos políticos, le afeó, "lo que debería necesitar es que en este Estado no hubiera presos políticos". De hecho, añadió, "si usted tuviera sentido de Estado debería hablar con los presos políticos que deberían estar sentados en los escaños donde les han ubicado los ciudadanos".

Le acusó de haber protagonizado durante meses "una oda al bloqueo" y de pedir después a otros que no bloqueen su investidura. "No pervierta el sentido de las palabras", le dijo, reprochándole que se haya "parapetado tras un muro de silencio" para gobernar pero sin escuchar a los demás.