Así lo puso de manifiesto este jueves la subdirectora del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de FAD, Anna Sanmartín, durante la presentación de los resultados de este estudio, según el cual los estereotipos de género “siguen influyendo de forma determinante” en el consumo de sustancias en este colectivo.

Sanmartín también destacó que, mientras en el caso de los chicos ese consumo está “muy normalizado”, en el caso de las chicas se considera que consumen “por postureo, engañadas o para gustar”. “Se valora como algo impostado, que imitan y no les corresponde porque se espera de ellas que consuman comedidamente”, aseveró, al tiempo que precisó que esta circunstancia se traduce en una “mayor sanción social, culpabilización y responsabilización” hacia las mujeres.

Sanmartín hizo hincapié, a este respecto, en la “vergüenza” que experimentan las propias chicas que consumen este tipo de sustancias, a pesar de que, desde los años noventa, ellas consumen más sustancias legales.

La experta se refirió, además, al “discurso compartido y consolidado desde hace años” que relaciona el consumo de drogas como un elemento “indisoluble” del ocio nocturno de fin de semana, así como a la “normalización” de dicho consumo, sobre todo respecto a sustancias como alcohol y cannabis y “siempre que no se convierta en necesidad”.

El estudio, que ha analizado la opinión de alrededor de medio centenar de jóvenes, también expone cómo afrontan y perciben los progenitores de adolescentes la prevención y gestión de los problemas de drogas en función del género de sus hijos y para Sanmartín resulta “bastante llamativo” que los padres no asuman que sus hijos puedan consumir sustancias y lo achacan a la presión del grupo.

Por todo ello, estimó que el trabajo “invita a cuestionar” la tarea preventiva implementada hasta ahora y a insistir en la necesidad de que dicha prevención “ha de hacerse desde la perspectiva de género”, así como a establecer intervenciones “diferenciadas” para abordar el problema y a “perseverar” en el trabajo con las familias dado que, a su entender, “queda mucho por hacer”.

La delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí, también presente en el acto, reconoció que este estudio “permite ver la evolución de la realidad en cuanto a las actitudes y creencias detrás de los hábitos de consumo de jóvenes”.

“Nos permite evaluar qué estamos haciendo bien y qué es lo que, a lo mejor, no estamos haciendo tan bien porque las tendencias están manteniéndose desde el año 1994”, afirmó, al tiempo que incidió en que este tipo de investigaciones son “básicas” para el Plan Nacional sobre Drogas porque contribuyen a “organizar y estructurar programas que vayan más a la diferencia que existe por género en la tendencia de consumo”.

Finalmente, la directora general de la FAD, Beatriz Martín, defendió que el estudio aporta una “mirada muy diferente que va a aportar mucho valor” para llevar a cabo una prevención “mucho más eficaz y enfocada”.