En declaraciones a Servimedia, el vicepresidente de esta organización, Felipe Plaza, consideró que con una medida como esta, el consumo de cigarrillos (el principal), que ya ha caído en 2010 más de un 10% en comparación con 2009, se detraerá hasta un 15% adicional.

Detrás de este descenso del consumo están también la crisis (que conlleva, además, menos turismo de países donde el tabaco está más gravado y que, tradicionalmente, hace acopio de cartones antes de volver a casa) y la ley "antitabaco".

Una norma que, para Plaza, es una mera "fachada". En este sentido, criticó la contradicción que entraña que, por un lado, se intente frenar el consumo de tabaco y, por otro, se aumente el número de puntos de venta (gasolineras, tiendas de conveniencia, etcétera), es decir, se amplíe la oferta.

RECAUDAR LO MISMO CON MENOS CONSUMO

A juicio del vicepresidente de esta organización, el Gobierno busca "hacer caja" con esta medida, de modo que, aunque el consumo caiga, sigan recaudando lo mismo.

Sin embargo, añadió, "lo más probable es que lo que acabe pasando es que aumentarán las falsificaciones".

Por otro lado, Plaza subrayó que lo aprobado por el Gobierno es una subida impositiva, pero que la última palabra la tienen los fabricantes. Serán ellos los que decidan si repercuten o no esa subida en el precio final de la cajetilla.