Rubalcaba

"Ahora, ¿a quién llamamos?", la pregunta de dirigentes socialistas que se declaran "huérfanos"

MADRID
SERVIMEDIA

"Ahora, ¿a quién llamamos?", se preguntaron este sábado muchos dirigentes socialistas tanto actuales como veteranos, que se declararon abiertamente "huérfanos" tras la muerte de Alfredo Pérez Rubalcaba, a quien tenían como referente para analizar el escenario político y sus múltiples variables, y a quien, aseguran, ya echan de menos.

La conmoción era la tónica en la capilla ardiente del exvicepresidente del Gobierno, fallecido a los 67 años a causa de un ictus, despedido por decenas de dirigentes políticos y por cientos de ciudadanos anónimos que no han dejado de desfilar por el Congreso de los Diputados desde que llegó el féretro, a última hora de la tarde del viernes.

Entre los dirigentes políticos el respeto a Rubalcaba era una expresión unánime, tanto en los de sus propias filas como en las de tradicionales adversarios. Sus rivales políticos reconocían la integridad y la honestidad de quien recordaban como gran negociador, brillante parlamentario, firme en sus posiciones pero con quien se podía conversar sobre cualquier asunto siempre que fuera desde el respeto.

Sin embargo, más allá de las posiciones políticas en la capilla ardiente estaban sus amigos de siempre, compañeros con los que compartió décadas de actividad política y con los que seguía comentando y analizando la actualidad política hasta el mismo miércoles, cuando sufrió el ictus que finalmente acabó con su vida.

Uno de sus más cercanos colaboradores, Gregorio Martínez, Goyo, que fue su jefe de Gabinete en diferentes etapas y que en estos últimos días ejerció de portavoz de la familia, intercambiaba calurosos abrazos con los más cercanos al exvicepresidente y con quienes compartieron con él momentos especialmente intensos, como fue la lucha contra ETA desde el Ministerio del Interior y el cese del final de la actividad armada por parte de la banda. Fue el caso de Jesús Eguiguren, que visiblemente afectado estuvo buena parte de la mañana en la capilla ardiente.

"SE ME HAN IDO LOS DOS"

El histórico dirigente del PSE Rodolfo Ares era uno de los que reconocía ante su gente de confianza que ha perdido a una persona a la que consultar prácticamente todo, con la que analizar todo lo que ocurre en el escenario político y prever las posibles derivadas de cada acontecimiento o decisión. Y es que "de la política se sale, pero nunca se deja", como decía el propio Rubalcaba.

El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, reconocía sentirse "huérfano" tras la muerte de Rubalcaba y, al igual que Ares, se preguntaba con amargura a quién puede llamar a partir de ahora para compartir todas esas reflexiones. La inteligencia y la lucidez de Rubalcaba, comentaban, no tiene parangón en la política actual.

Muy afectada estaba Susana Díaz, expresidenta de la Junta de Andalucía, que recordaba también el fallecimiento hace poco más de dos años de Carme Chacón, con quien también la unía una profunda amistad, y a la que Rubalcaba ganó por apenas 22 votos de los delegados en el Congreso Federal de Sevilla, en febrero de 2012, en uno de los momentos más complicados del PSOE después de perder el Gobierno y con el que se inició la etapa del exvicepresidente del Gobierno como secretario general del partido. "Se me han ido los dos, y ahora qué hago yo", excolamaba entre lágramas.

Por la capilla ardiente desfilaron dirigentes del PSOE de los últimos treinta años, desde un afectado Felipe González, que le recordó como un amigo al que conoció cuando tenía 35 años y Rubalcaba diez menos y al que "ya" echaba de menos, a miembros de la actual Ejecutiva y del Gobierno. De hecho, el presidente, Pedro Sánchez, permaneció durante todo el tiempo que la capilla estuvo abierta, al lado de la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, que tampoco dejó la capilla en ningún momento, ni en la tarde de ayer, ni en la mañana de hoy. De hecho, los próximos a Rubalcaba destacaban la gran valía y el servicio que estaba ofreciendo la dirigente popular.

POR FEDERACIONES

Los socialistas se habían organizado por federaciones para acudir en grupo. Los andaluces con Susana Díaz, los valencianos con Ximo Puig, los catalanes con Miquel Iceta, los manchegos con Emiliano Garcia-Page, los baleares con Francina Armengol, los madrileños con José Manuel Franco, todos ellos iban saludando a los familiares de su compañero fallecido y a otros compañeros de partido.

Esa misma organización se produjo entre los miembros de los gobiernos de Felipe González que acudieron a la hora señalada por Rosa Conde. Todos coincidieron en el patio del Congreso mientras los reyes eméritos estaban en el interior de la capilla. La salida de los Reyes facilitó la entrada de toda esta generación para despedir a su compañero.

Junto a familiares y el actual gobierno estuvo también gran parte del tiempo el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, que el viernes acudió con su mujer, Sonsoles, y este sábado volvió solo a la capilla ardiente.

Entre todos ellos se iban mezclando ciudadanos anónimos que hacían cola durante horas para despedirse también de Rubalcaba. Mayores, jóvenes, familias enteras, muchos de ellos con rosas rojas que iban depositando sobre el féretro, y algunos de ellos saludando afectuosamente a la familia. En la cola también había algunos amigos personales del exvicepresidente que no habían querido recurrir al protocolo y querían despedirse de él como el resto de la gente de a pie. La familia reconocía que para ellos era una gran sorpresa la respuesta calurosa de la calle y el comportamiento afectuoso de los que acudía al Congreso para despedir a Alfredo Pérez Rubalcaba.

(SERVIMEDIA)
11 Mayo 2019
CLC/MML/DSB/nbc