Restoy defiende que Bankia salió a Bolsa a un precio “de mercado” y con un descuento “razonable”
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Fernando Restoy defendió este martes que Bankia salió a Bolsa a un precio “de mercado” gracias a la alta concurrencia de inversores institucionales, siendo su acusado descuento “normal y esperable” cuando los bancos en España y Europa cotizaban por debajo del valor contable “por los elementos de incertidumbre” que ya rodeaban a la economía y al ser Bankia “de nueva creación”.
“Era normal y esperable, que no sorprendía a nadie”, apuntó durante su declaración en calidad de testigo en el juicio que celebra la Audiencia Nacional sobre la salida a Bolsa del banco. Restoy fue vicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) entre 2008 a 2012, cuando se aprobó la salida a bolsa del banco, y posteriormente ejerció de subgobernador del Banco de España de 2012 a 2016, cuando sus dificultades acabaron con la nacionalización de la entidad.
Restoy, que ha intervenido por videoconferencia desde Suiza donde actualmente ejerce de presidente del Instituto de Estabilidad Financiera (FSI), contradecía así sin mencionarlo a el exjefe de la división de Normativa Contable del Banco de España, Jorge Pérez Ramírez, quien ayer sostuvo que el drástico descuento revelaba que “los estados financieros no eran correctos, no mostraban la imagen fiel”. Sus acciones se colocaron a 3,75 euros, un 60% por debajo del valor en libros.
Durante su relato de los hechos, sostuvo que la diferencia entre el valor contable y el valor de mercado “existe siempre”, si bien admitió que excedió “a lo que esperaba el emisor” y aún así BFA-Bankia “siguió adelante” con la Oferta Pública de Venta (OPV) de títulos.
El que también fuera presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) defendió a la labor de la CNMV y cuestionó los informes de los peritos judiciales que años después han puesto en entredicho la fiabilidad de los estados contables del banco. A su entender, los peritos no contabilizaron de forma correcta los quebrantos de la entidad porque no tuvieron en consideración la hucha de provisiones de que disponía.
Al detallar la labor de la CNMV explicó que su tarea no era la de analizar la fiabilidad de los estados contables y se limitaba a verificar que el banco incluía en el folleto de la OPV toda la información relevante, garantizando la máxima transparencia y su exposición ordenada y clara; además de supervisar que se ajustaba a la norma contable aplicable.
“Parece que la información financiera suministrada era la adecuada y seguía los criterios que eran de aplicación”, indicó. En este punto reconoció el “trabajo muy relevante” efectuado por el banco con el folleto donde incluyó medio centenar de posibles riesgos, y se declaró “muy satisfecho de la labor de verificación” efectuado por la CNMV.
Restoy subrayó que, dado que Bankia era de nueva creación, la CNMV “extremó los mecanismos de control” para “asegurar que el inversor estaba bien protegido” exigiendo una información “lo más amplia posible” al banco, requisitos “más exigentes” de comercialización y que, al menos, el 40% de las acciones se colocaran entre inversores institucionales.
Esta última medida buscaba “velar porque el precio de salida a bolsa reflejara lo mejor posible las condiciones de mercado” y evitar “sobresaltos” cuando estuviese cotizando, algo que afirmó que se logró como prueba que la cotización se mantuvo estable hasta el año 2012.
“Nos parecía fundamental que el precio lo fijaran los inversores cualificados, institucionales, profesionales, que pudieran valorar adecuadamente la entidad y creo que se consiguió”, reivindicó subrayando en aquel momento había bancos de inversión que auguraban muy por encima del precio al que salió y le daban un potencial claro de revalorización posterior.
El exresponsable de CNMV y del Banco de España indicó que ello fue posible gracias a la concurrencia de más de 2.000 inversores institucionales en la colocación, siendo 700 de ellos entidades financieras. “Con esos números estábamos hablando de una enorme concurrencia”, insistió.
Subrayó que el folleto incluyó medio centenar de riesgos posibles susceptible de afectar al valor con intención de ayudar al inversor a tomar una decisión con conocimiento de causa y de manera adicional la CNMV exigió efectuar un test de conveniencia a los ahorradores particulares para que fuesen conscientes del riesgo que asumían, cuando este mecanismo solo se exige en la contratación de productos complejos y para comprar acciones.
“La CNMV puso especial celo en que trasladara todos esos riesgos que podían ser relevantes (…) era correcto, era acertado. Sirvió a los inversores para hacer una composición de lugar”, afirmó tras indicar que algunos de los riesgos se materializarían posteriormente como la nacionalización de BFA, los costes de reestructuración por ruptura de alianzas bancoaseguradoras, el aumento en las exigencias de capital o el encarecimiento del acceso a la financiación mayorista.
Según Restoy, en la CNMV había “cierta confianza” en la entidad por la información suministrada y a tenor de los informes favorables de agencias de rating, bancos de inversión, informes de analistas o el propio test de estrés efectuado a la banca. “En el momento de la salida a bolsa daban un precio objetivo entorno a los 4,20 euros, y mantuvieron esas recomendaciones hasta el año 2012”, insistió.
En su intervención reconoció que las cosas cambian a partir de la salida a bolsa de Bankia por una contracción en la crisis de la economía que nadie esperaba cuando salió al parqué, aunque sí había por entonces “elementos de incertidumbre” sobrevolando el mercado. “No salían informes de analistas que hicieran dudar de la racionalidad de la operación”, zanjó.
(SERVIMEDIA)
07 Mayo 2019
ECR/gja