Conforme a sus cifras, el ciclón que pasa actualmente por la India amenaza a 10 millones de niños que viven en la zona de riesgo, después de que otros 1,1 millones se viesen afectados por los dos ciclones que atravesaron Mozambique en marzo y abril.

"Estamos presenciando una tendencia preocupante", alertó la directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, donde “los países y comunidades más empobrecidos se ven afectados de manera desproporcionada. Para los niños que ya son vulnerables, el impacto puede ser devastador ", agregó.

En Mozambique, el ciclón Kenneth perjudicó a más de 120.000 niños y causó daños o destruyó 400 escuelas, provocando además un brote de cólera en la zona afectada de Cabo Delgado. Seis semanas antes, el ciclón Idai afectaba a un millón de niños.

"Hablamos de algo fuera de lo habitual. El cambio climático está relacionado con el aumento del nivel del mar y con el aumento de las precipitaciones asociadas con los ciclones, lo que causa más devastación en las zonas costeras y también en las interiores”, indicó a su vez Gautam Narasimhan, asesor principal de Unicef para el Cambio Climático.

A su juicio, el primer impacto a corto plazo es que ”los niños más vulnerables” corren el “riesgo de ahogarse, ser sorprendidos por derrumbes, sufrir enfermedades mortales como el cólera y la malaria, padecer desnutrición debida a una producción agrícola reducida” o enfrentar un trauma psicológico cuando además los centros de salud y las escuelas se ven afectados.

“A largo plazo, los ciclos de pobreza pueden durar años y limitar la capacidad de las familias y las comunidades para adaptarse al cambio climático y reducir el riesgo de desastres”, agregó.

Para frenar el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos, Unicef trabaja, entre otros proyectos, en el diseño de sistemas de agua que puedan resistir los ciclones y la contaminación por agua salada, o fortalecer las estructuras escolares y apoyo en simulacros y ejercicios de preparación ante emergencia.