Juicio del Supremo
Un votante del 1-O asegura que la Guardia Civil les dijo: “Ratas, perros, os vamos a dar hasta en el DNI”
- “Con las manos levantadas decíamos ‘votarem’, pero en ningún momento hubo una actitud violenta”, asegura un testigo
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Un total de cinco ciudadanos que participaron en el referéndum del 1-O declararon este martes, tras el receso del mediodía, como testigos ante la sala del Tribunal Supremo que juzga el ‘procés’. Todos coincidieron en un mismo relato: los "porrazos” de los agentes a las puertas de los centros de votación. Uno de ellos, Ferran Soler, presente en la escuela Castell de Dosrius (Barcelona), aseguró que la Guardia Civil les dijo: “Ratas, perros, os vamos a dar hasta en el DNI”.
El primer testigo, tras el receso del mediodía, fue Jordi Rubinart quien acudió al colegio La Roureda en San Esteban de Sasroviras (Barcelona) el 1-O. Cuando llegó, explicó, había una “ilusión contenida porque no sabíamos si finalmente se abriría la escuela”, así como “un ambiente sereno, teniendo conciencia de que sería un día importante para nuestras vidas”.
Pasó allí todo el día, ya que era un hecho “único”. “Llevaba mucho tiempo esperando para poder decidir por mi país”, subrayó. La Guardia Civil llegó sobre las 17.30 horas, en ese momento, se entabló una discusión entre varias personas sobre cómo actuar cuando llegasen los agentes, “el consenso fue que quien se sentase lo hiciera de forma pacífica y quien no, que se apartase”. Sobre esta actuación, aclaró, “yo nunca he recibido instrucciones de estas personas (en referencia a los acusados), yo las conozco por los medios de comunicación, fue una decisión personal”.
Cuando llegaron los agentes “nos empezaron a pegar”: “nos empezaron a empujar con escudos y a pegar porrazos”. Él, en concreto, apuntó, no oyó ninguna advertencia “pero si la dieron, no dieron tiempo a la gente para hacer nada”. “Pegaron a la gente indiscriminadamente, a todo el mundo que se encontraban en su trayectoria”. “Yo recibí unos cuantos golpes, me cubrí con los brazos la cabeza porque iban dirigidos a la cabeza, también recibí un golpe con el puño en la sien derecha”. Además, rechazó que las personas concentradas intentaran romper el pasillo formado por los agentes. Entre los cánticos, apuntó, se coreaba “somos gente de paz” y “vergüenza”.
Sobre los insultos, destacó que no recordaba haberlos oído pero manifestó que le parecía “razonable” que hubiese alguno, teniendo en cuenta que “estaban pegando a la gente”. A preguntas de la Fiscalía, el testigo apuntó que en ese momento no sabía que la Guardia Civil tenía orden de actuar, “lo supe después”. Respecto a la decisión del TSJC, agregó, “no estaba muy al caso de la prohibición”.
A continuación, declaró como testigo María del Carmen Rallo, entonces alcaldesa de San Esteban de Sasroviras (Barcelona). Llegó al centro de votación a primera hora de la mañana y permaneció allí todo el día. Los agentes de la Guardia Civil, explicó, llegaron con mazas “y sin mediar palabra comenzaron a golpear las puertas”. Posteriormente, cuando pudo acceder al centro, comprobó que “habían destrozado bastantes cosas”, incluso, agregó, “entraron en un edificio que estaba cerrado, en el que no había nadie, de hecho saltó la alarma cuando accedieron”. Mientras todo esto sucedía, relató, llamó a la policía local, con los agentes realizó la revisión del colegio para levantar el atestado. El ayuntamiento interpuso una denuncia por estos hechos, agregó.
Sobre la convocatoria del referéndum, la testigo explicó que conocía que estaba suspendido, pero “la gente que estábamos en el colegio entendíamos que teníamos todo el derecho a votar y a poder manifestarnos”. En cuanto a los locales de votación no recordaba si recibió alguna notificación, “sé que esos días llegaron varias comunicaciones, pero no le puedo decir en concreto”.
También declaró Emili Gaya por su presencia en el centro de votación de esta misma localidad. “Allí se fue congregando gente progresivamente en un tono tranquilo”. Los agentes llegaron sobre las 18 horas. “No nos los esperábamos porque por los medios de comunicación vimos que parecía que estas intervenciones se habían detenido a mediodía”, apuntó. Al ver la “actitud que tomaban la cara de sorpresa se convirtió en desconcierto”. “He estado en múltiples manifestaciones, incluso preconstitucionales, y nunca había visto nada de esas características”.
“GOLPES DE PORRA A DIESTRO Y SINIESTRO”
La policía empezó a avanzar hacia las personas que estaban congregadas, “espontáneamente las personas se agruparon en torno a la entrada de la escuela, algunos de pie y otros sentados”. Todo esto, aclaró, lo vio desde la puerta de entrada a la escuela. Los agentes comenzaron una carga “desproporcionada” contra las personas que estaban allí en una actitud, a su juicio, “pacifica, festiva y de celebración”. Hubo “golpes de porra a diestro y siniestro” mientras la gente gritaba “somos gente de paz con los brazos alzados”. Fruto de uno de los golpes cayó al suelo, apuntó, “algunas personas intentaron atenderme y fueron víctimas de más golpes”. El testigo rechazó haber visto agresiones a los agentes por parte de los congregados, pero “sí defenderse de las agresiones de la Guardia Civil con los brazos y las piernas ante agentes que iban perfectamente equipados”.
A preguntas del fiscal, Jaime Moreno indicó que llegó al colegio sobre las 5.30 horas “por la inquietud, las ganas y la ilusión de estar allí”, pero “nadie” le convocó. Asimismo, agregó, “el día anterior en la fiesta del otoño varios vecinos quedaron en acudir al centro”. Preguntado por la Fiscalía por si conocía la ilegalidad de la consulta, el testigo explicó que acudió al centro de votación el 1-O por “convicción”. “Por mi derecho inalienable de expresarme a través de mi derecho a voto”.
Otro de los testigos en declarar este lunes fue Ferran Soler quien estuvo en la escuela Castell de Dosrius (Barcelona), allí estuvo hasta que lo cerraron relató. Sobre las 14.15 horas, “nos avisaron de que estaban entrando muchos vehículos de la Guardia Civil al pueblo”. Cuando llegaron los agentes, en la puerta “éramos unas 30 personas” así que “nos abrazamos y comenzamos a cantar 'Els Segadors'”. En total, aclaró, “más o menos” había el mismo número de policías que de ciudadanos.
Cuando los agentes atravesaron la pista del colegio, “el alcalde avanzó por delante de la gente, pero la primera línea de escudos le empujaron”. En ningún momento, recordó, les enseñaron el mandamiento judicial o les explicaron lo que iban a hacer. “Yo estaba cogido a una columna, empezaron a pegar con las porras, patadas, puñetazos, la gente chillaba y un agente me pegó en la mano derecho, de ahí mi lesión”.
Más tarde, un sargento de la Guardia Civil “me dio un puñetazo y me abrió una brecha en el entrecejo”, añadió. “Con las manos levantadas decíamos ‘votarem’, pero en ningún momento hubo una actitud violenta”. Tras acceder al colegio se llevaron la única urna que había en el centro. “No nos dijeron nada, si hubiesen dicho algo lo más seguro es que la gente les hubiera dejado coger la urna”, agregó.
A preguntas de las acusaciones, el testigo expresó que llegó antes de que abriera el colegio porque era “un día muy importante” y que conocía que el referéndum estaba prohibido. Preguntado por los insultos, subrayó que los escuchó “principalmente de los agentes”. “Ratas, perros os vamos a dar hasta en el DNI”, recordó. Sobre el lanzamiento de una silla, indicó que “la lanzó un hombre que no conocíamos nadie en el pueblo, cosa que es muy extraña, y en todo caso no me representa a mí ni a ninguno”.
"HABÍA MÁS GUARDIAS CIVILES QUE VECINOS"
Más tarde declaró el entonces alcalde de Sant Juliá de Ramis (Girona), Marc Puigtió. A primera hora, relató, “había muchos periodistas porque era el colegio donde tenía que votar Puigdemont” y él estaba allí esperando para recibirle. Una vecina gritó “que viene”, recordó, así que la gente pensó que era el entonces president de la Generalitat, sin embargo “era un ejército de la Guardia Civil”.
Unos agentes hicieron una barrera y otros “golpearon a los vecinos, les pegaban patadas, muchos golpes bajos, la Guardia Civil fue dejando gente inconsciente”. En total hubo “70 heridos, pero con denuncia interpuesta 37”. A su juicio, “la Guardia Civil fue directamente a por los vecinos, familias que iban a votar como el 28-A”. En total, resaltó, “llegaron más de 20 furgonetas, a lo mejor vinieron 200 guardias civiles, en un pueblo en el que había más guardias civiles que vecinos, también había un helicóptero que subía y bajaba muchas veces a una altura muy próxima”.
Una vez dentro requisaron todo el material que había. “Los vecinos que estaban en la mesa pidieron que se levantara un acta porque los portátiles eran de ellos, y su respuesta fue que no tenían que dar ninguna explicación”. Sobre la declaración del referéndum como ilegal, el testigo apuntó: “Para mí la democracia es poner en manos de mis vecinos que puedan votar”, concluyó.
(SERVIMEDIA)
30 Abr 2019
ICG/SGR/pai