El CICR señaló que, a pesar de las mejoras de los últimos años en relación a la seguridad en muchas partes de Iraq, "la violencia continúa cobrándose la vida de cientos de hombres, mujeres y niños cada mes, y tiene un grave impacto en las vidas de muchos más”.

En este sentido, indicó que la vida de muchos civiles iraquíes "no ha cambiado para mejor" desde el año pasado y continúan siendo "las principales víctimas de los ataques indiscriminados y las explosiones de masas que han tenido lugar en ciudades como Bagdad, Ninewa, Diyala, Anbar, Nayaf, Kerbala y Basora, que han dejado, de promedio, cientos de personas heridas o muertas cada mes en este año".

A este respecto, el jefe de la delegación del CICR en Iraq, Magne Barth, destacó que esta situación causa "un sufrimiento tremendo" a la población civil, lo cual es "claramente inaceptable".

"Estos ataques son contrarios al derecho internacional humanitario y los principios más elementales de la humanidad. Los civiles deben ser protegidos contra la violencia", apostilló.

Según el CICR, "la ansiedad y la incertidumbre sobre lo que depara el futuro" se apoderan de los iraquíes y las personas vulnerables, como las mujeres cabezas de familia, las personas con discapacidad y los detenidos, continúan dependiendo de la ayuda exterior para satisfacer sus necesidades básicas.

El CICR denunció que esta "persistente falta de seguridad y violencia gratuita" ha afectado a la prestación de servicios esenciales para la población, aunque afirmó que trabaja sobre el terreno "para ayudar a satisfacer las necesidades más urgentes, especialmente en las zonas rurales y en los lugares más afectados por el conflicto y otros actos de violencia".