Iglesias cerró el acto que llenó el Auditorio ‘Mar de Vigo’ con unos 2.500 espectadores, después de dejar entrar a unos cuantos centenares que se quedaron fuera y protestaron aporreando los cristales diciendo “Queremos entrar”.

Según dijo, en esta campaña “parecía imposible hablar de pensiones, de educación, de servicios públicos, de la factura de la luz”, y “lo hemos conseguido sin insultar a nadie; simplemente diciendo verdades”.

Iglesias dijo sobre los debates televisados entre los candidatos “era vergonzoso escuchar el otro día generalidades”, sin propuesta concretas sobres empleo o los falsos autónomos, o convirtiendo el problema de la vivienda en uno de seguridad por los okupas.

Desde su premisa habitual de que “la patria es lo común, los servicios públicos que nos igualan a todos”, alegó que “no hace falta hablar de Vox ni hablar de Torra para hablar de los problemas de la gente”, y que centrarse en estos temas el “el truco” para ignorar los temas que afectan a la mayoría social. En la noche electoral andaluza, el 2 de diciembre, fue él quien declaró una “alerta antifascista” por la entrada de Vox en las instituciones.

Iglesias insistió en arrojar la sombra de la sospecha sobre los pactos postelectorales del PSOE, y señaló que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, despachó en los debates su pregunta sobre Ciudadanos “con la boca pequeña”. Según su interpretación, sectores económicos y del PSOE presionarán por ese acuerdo “y eso lo sabe toda la gente progresista de este país”, como viene sosteniendo para pedir el voto a los socialistas que quieran un Gobierno de izquierdas.

En resumen, el líder de Podemos dijo que el voto a su candidatura “vale doble”, porque frena a la derecha, ya que ellos nunca acordarán nada con ella, y también sirve para garantizar que los derechos sociales se cumplen.

“Se han construido muchas mentiras sobe nosotros y de repente aflora la verdad, la puñetera verdad”, lanzó en su única alusión a las cloacas, que le valió también para argumentar que “eso quita la razón a los cínicos”, que dicen que todos los políticos son iguales y votar no vale para nada.

“Si no sirve, ¿para quién trabajan Villarejo y Eduardo Inda?”, preguntó, antes de embocar en su petición de una oportunidad para demostrar que se pueden cambiar las cosas, y de que el 28 de abril haya una movilización masiva y “una respuesta de dignidad de la gente que está harta de que le tomen el pelo” desviando los temas al conflicto catalán y la amenaza de Vox.