Desde el Templo de Debod de Madrid, ante alrededor de 1.200 personas, Casado trasladó que quiere ser el presidente de todos los españoles y dirigir un país “sin trincheras” en un momento en el que “estamos viendo que se puede poner en riesgo la libertad” por los boicots en campaña a PP, Ciudadanos o Vox.

Así, aseguró que ante los escraches y amenazas a Vox y Cs en los últimos días, el dolor que puedan sentir Santiago Abascal o Albert Rivera es el suyo propio. “Su pintada me agrede a mí”, añadió, y subrayó que esto es algo que no dice el PSOE ni quienes le apoyaron en la moción de censura.

Enfatizó que esta problemática “no es cuestión de derechas o de izquierdas”, sino de libertad, “la misma por la que nuestros abuelos aventuraron su vida y por la que el presidente Adolfo Suárez culminó una Transición ejemplar”. Y, acto seguido, opinó que Sánchez no puede “dar carnets de moderación” tras “pactar con toda esta tropa” de la moción.

“¿Queréis un país en el que la Policía o el CNI lo maneje Pablo Iglesias?”, preguntó a los presentes, y un “no” se escuchó entre el público, al igual que cuando habló de la hipótesis de Carles Puigdemont al frente de Exteriores, de Quim Torra manejando la Política Territorial o de Arnaldo Otegi mandando sobre Justicia.

Así las cosas, Casado defendió que “solo se puede votar al PP” para prevenir este escenario: “El resto no suma, no une, no aglutina, no es fuerte, no es suficiente”, advirtió, apelando así al voto “suficiente, urgente y necesario” para “salvar a España de aquellos que quieren romperla”.

Finalizó proclamando que solo el PP podrá “rescatar a España de esta pesadilla en blanco y negro”. “Vamos a gobernar España y recuperaremos el futuro para nuestros hijos que algunos han puesto en riesgo”, indicó, y remachó gritando un “a ganar, a ganar y a ganar” las elecciones generales.