De esta forma, la española consigue el primer podio mundialista de su carrera deportiva. En la primera bajada, la barcelonesa de 35 años realizó un tiempo de 1’00”35 y se colocó en tercera posición. En la segunda, mejoró un poco con 1’00”25, y consiguió colgarse una medalla de bronce en una prueba con climatología adversa.

También subieron al podio la holandesa Lisa Bunschoten (55”73) y la canadiense Sandrine Hamel (59”56). Tras la prueba, la ‘rider’ se mostró satisfecha con este resultado y con “muy buenas sensaciones porque el circuito estaba muy bien hecho”.

Las carreras de ‘banked slalom’ dieron el pistoletazo de salida a esta competición. Esta prueba discurre sobre una pista con pendiente natural no muy pronunciada y con forma de ‘U’, en la que se marca un circuito con montículos y depresiones. Consta de dos mangas, la mejor de las cuales determina la posición final.

La paralímpica Astrid Fina perdió el pie derecho como consecuencia de un accidente de moto sufrido hace 10 años, y se inició en el ‘snowboard’ porque, según explica, le permitía sentirse libre.

Debutó a nivel internacional en 2013 y consiguió la clasificación para los Juegos de Sochi 2014, en los que logró un sexto puesto. Tras este primer éxito, continuó con sus entrenamientos en Baqueira Beret, a las órdenes del seleccionador Albert Mallol, hasta que en Pyeongchang 2018 hizo historia al convertirse en la primera paralímpica española en ganar medalla.

En el palmarés de la catalana no figuraba hasta ahora ninguna medalla en campeonatos del mundo. Tanto en la edición de La Molina 2015 como en la de Big White 2017 se quedó a las puertas del podio, con un cuarto y un quinto puesto.

Astrid Fina compite dentro de la clase SB-LL2, destinada a los deportistas con menor discapacidad en las extremidades inferiores. En la SB-LL1 participan los más afectados, mientras que la SB-LU se reserva para quienes tienen discapacidad en los brazos.