Un agente de la Guardia Civil: “Vi en las caras, por primera vez en mi vida profesional, el reflejo del odio”
- El testigo aclaró que no tiene constancia de que se produjera ningún daño en los vehículos de la comitiva judicial que salió de la sede de Unipost
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El suboficial mayor de la Guardia Civil que participó el día 19 de septiembre de 2017 en la inspección de la nave de Terrassa de Unipost declaró este jueves como testigo en el juicio del ‘procés’, donde aseguró que cuando salieron de la empresa de mensajería se encontraron con una “ratonera”, por la gente que estaba allí aglomerada impidiendo la salida. “En muchas de las caras de la gente vi, por primera vez en mi vida profesional, el reflejo del odio”.
Son las palabras del suboficial mayor de la Guardia Civil que participó el día 19 de septiembre de 2017 en la inspección de la nave de Terrassa de la empresa de mensajería Unipost durante su declaración como testigo ante la sala del Tribunal Supremo que juzga a los líderes independentistas por la convocatoria y celebración del referéndum del 1-O.
Desde primera hora de la mañana, relató, se empezó a concentrar gente, la aglomeración de gente era “considerable”, de modo que “al final del día podía haber 500 personas allí”. Según explicó, “gritaban, cantaban, estaban sentados en el suelo, tenían una urna de cartón, nos insultaban” y "nos gritaban lo típico 'fascistas', 'hijos de puta', 'fuera fuerzas de ocupación', nos tiraban claveles a los coches".
Pasadas las siete de la tarde, cuando finalizaron la inspección en la empresa, el convoy de la comitiva, encabezada por una unidad ARRO de los mossos, en vez de seguir recto giramos a la izquierda, que era donde estaban aglomerados las personas desalojadas. Nos meten por una calle que era una ratonera, estaba en obras, era estrecha, había zanjas…”.
En este trayecto, el testigo relató que vieron como los manifestantes “habían tirado vallas para impedir la circulación, la gente tenía pegada la cara a los cristales del coche, movían las chapas para que los vehículos cayeran a las zanjas”. “No soy especialista en control de masa, pero aquello me pareció inaudito”. Posteriormente, el agente rechazó que los vehículos o algunos de los agentes sufrieran daños, pero “la proximidad era extrema”.
“Los mossos bajaron de los vehículos para quitar vallas, tapar zanjas, apartar gente… en muchas de las caras de la gente vi, por primera vez en mi vida profesional, el reflejo del odio”, de modo, añadió, que “los mossos se tuvieron que emplear a fondo”. Durante las preguntas de las defensas, aclaró que, a pesar del escenario vivido, no tuvo que solicitar una baja. “Estoy habituado”, afirmó.
El testigo narró una situación similar en torno a las 17 horas, cuando llegó el letrado de la Administración de Justicia, “estuvieron allí casi dos horas parados” porque “los mossos estaban negociando con la gente” que impedía el paso al vehículo. Durante ese tiempo, “les habían estado fotografiando, zarandeando el coche, pasaron un mal rato, lograron entrar porque los mossos al final tuvieron que utilizar un grupo de antidisturbios”.
En cuanto a la intervención en el interior de la nave de Unipost, el agente de la Guardia Civil expresó que el responsable de la empresa no planteó “ningún problema, al contrario colaboró”. El primer grupo de agentes realizó una inspección en el muelle de carga, tal y como relató, “nada más entrar lo que se veían eran unos pales con diferentes cajas de tamaño folio y otras de color azul para clasificar cartas, estaban abiertas y se veía el contenido”.
CARTAS CON ACUSE DE RECIBO
El testigo especificó que “eran sobres blancos con el logotipo de la Generalitat y una ventanilla transparente donde se veía el nombre y la dirección de una persona física”. En total, unos cinco o seis pales que se juntaron en tres, concretó. “Cuando vimos que aquellos sobres podían estar relacionados con el referéndum, mi superior solicita al juzgado la intervención de los sobres, más la entrada y registro en la parte de la empresa donde estaban las oficinas”.
La entrada y registro fue denegada pero acudió el LAJ para incautar tres sobres y, posteriormente, proceder a su apertura en sede judicial, donde comprobaron que el sobre contenía un folio por el que “se convocaba a una ciudadana de la localidad de Sant Cugat del Valles para que formara parte de un colegio electoral”.
Además, el testigo explicó que, según el responsable de Unipost, había cartas destinadas a Terrassa a las que ya le habían puesto el acuse de recibo. “En esas cartas que estaban en una caja, ya habían empezado a poner el acuse de recibo, pero antes de dármelas a mí las habían quitado porque se veía la grapa”.
Durante la sesión, también testificó un guardia civil de la unidad orgánica de policía judicial de Barcelona que participó en el registro del domicilio y despacho del entonces director de Patrimonio de la Secretaría de Hacienda de la Generalitat, Francesc Sutrias, por un presunto delito de malversación, sedición y desobediencia
En el registro de su casa incautaron “varios pen, un ordenador portátil, un disco duro y varios documentos manuscritos”. Durante el registro, que terminó sobre las 14 horas, “se empezaron a acumular frente al domicilio unas 50 o 70 personas”, indicó. “La gente estaba fuera concentrada, pero no estaba excitada, no vi insultos ni que la gente estuviese excitada en extremo como en otros sitios”.
Como se empezaba a concentrar gente en las inmediaciones del domicilio, explicó, “avisamos al instructor de las diligencias para comentarle lo que estaba pasando y decirle que necesitamos protección, el jefe nos dice que todas las fuerzas están ocupadas en otros registros, así que nos dicen que nos van a mandar patrullas de seguridad de mossos”.
Sobre el motivo para pedir refuerzo de seguridad, el testigo aseguró que él no entendía de seguridad de masas, pero “la actitud no era la que había visto en otros sitios. No puedo decirle si eran violentos o no, mi percepción es que no, que eran vecinos del pueblo”. Así todo, añadió, “hay que asegurarlo todo, nunca se sabe, tú no tienes la certeza de que las cosas van a salir bien”.
Para organizar la salida, “había 12 o 18 agentes entre mossos y policía local”. “Sacaron a Sutrias, los mossos hicieron un buen trabajo, hicieron un pasillo para el detenido”. En cuanto a él y la Letrada de la Administración de Justicia (LAJ) destacó que salieron del edificio haciéndose pasar por vecinos del bloque, “no tuvimos ningún problema, nos fuimos andando hasta el coche a 200 metros”. La salida, indicó, se realizó “de forma escalonada por motivos de seguridad”.
Después de pasar por la sede judicial, llegaron al despacho sobre las 16 horas, en el exterior “había gente concentrada, unas 200-300 personas, la entrada y registro fue normal”, pero en el exterior “había más excitación” que durante el anterior registro, así todo insistió el trabajo se realizó con “total normalidad”.
(SERVIMEDIA)
21 Mar 2019
ICG/SGR/gja