Una de las piedras angulares del acuerdo, que entró en vigor el 20 de marzo, era que los solicitantes de asilo que llegasen a las islas griegas debían permanecer en ellas durante el tiempo que demorase la tramitación de su registro y el procedimiento de asilo.

Tres años después, indica la ONG, el acuerdo se traduce en que "los hombres, mujeres y niños que siguen llegando a Grecia en busca de seguridad, libertad y futuro están atrapados en condiciones insalubres, inseguras, degradantes y de hacinamiento en los ‘hotspots’ de las islas por tiempo indefinido, durante meses o incluso años".

Según MSF, tres años después la UE y el Gobierno griego siguen sin proporcionar ni condiciones de vida dignas ni una atención médica adecuada a las personas atrapadas en las islas griegas, en un esfuerzo por disuadir a otros de venir a Europa.

La ONG apuntó que en el campo de Vathy, en Samos, las condiciones se han deteriorado drásticamente en los últimos meses debido a la masificación. "El centro alberga hoy a más de 4.100 personas en un espacio destinado a solo 648", prosiguió, lo que significa que "miles de personas languidecen sin protección en una zona sucia e insegura en el exterior del campo oficial".

Estas condiciones y el escaso acceso a servicios sanitarios han provocado un deterioro de la salud y bienestar de migrantes, refugiados y solicitantes de asilo, advirtió MSF.

Por eso, exigió a los líderes europeos medidas para acabar con "las nocivas políticas de contención en los 'centros de tránsito' (conocidos como 'hotspots') de las islas griegas", y les instó a garantizar "la evacuación inmediata de estos centros de todas las personas vulnerables, especialmente de los niños, a alojamientos adecuados en la Grecia continental o en otros Estados miembros de la UE".