Así lo puso de manifiesto este miércoles la delegación madrileña de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), en la presentación del libro 'Buscamos refugio. Nuestra guerra son las maras, la voz de las víctimas de las pandillas' elaborado por la periodista Patricia Simón.

El libro recoge 13 entrevistas con víctimas como Camila, Andrea, Emily o Esteba, que saben lo que es vivir en un país donde no existe la libertad y donde la violencia de las maras gobierna las calles, las escuelas, los negocios familiares, las casas y a las personas. Hoy, El Salvador, Guatemala u Honduras viven sumidas en un conflicto sin nombre oficial, que sí tiene forma de amenaza, ejecuciones, extorsión, trata y violencia sexual. El año pasado, en estos tres países se contabilizaron más de 10.500 homicidios, lo que supone casi 29 asesinatos al día.

"He visto gente morir delante de mí infinidad de veces, así que, si matasen a alguien aquí mismo, a mi lado, no gritaría ni lloraría. Crecí con eso de sentir que iba a morirme en cualquier momento, a la vuelta de la esquina”. Estos son algunos de los testimonios recogidos en el libro, que cuenta en primera persona qué llevó a estas víctimas a dejarlo todo atrás.

A través de 7 capítulos biográficos, nos acerca a un minuto en las vidas de hombres y mujeres que huyeron de El Salvador y Honduras para sobrevivir. Según Simón, “No se trataba de recapitular las razones por las que habían tenido que abandonar sus países, sino de que a través de sus experiencias y análisis la ciudadanía entendiese la fortaleza y el arrojo que son necesarios para sobrevivir a las violencias empleadas por las maras y a los obstáculos interpuestos por España para negarles su derecho al asilo y la protección internacional”.

En su informe 'Refugiados: Más que Cifras 2018', CEAR alertaba sobre la desprotección que están sufriendo las personas que provienen de los países donde operan las maras. Pese al fuerte incremento de solicitudes de protección internacional de personas procedentes de países como El Salvador (2.275), Honduras (2.410) y Guatemala (175), apenas se contaron 15 resoluciones favorables. La gran mayoría de las solicitudes son denegadas, a pesar de las directrices del Acnur y de las repetidas sentencias de la Audiencia Nacional que sí consideran a las víctimas de maras como personas refugiadas.

Por ello, CEAR considera que las víctimas de maras son objeto de persecución según la actual Ley de Asilo española, ya que sufren en muchas ocasiones violaciones graves de sus derechos fundamentales y no pueden recurrir a una protección eficaz por parte de las autoridades.