El banquero, que hoy explicaba los resultados del banco en 2018, no quiso sin embargo evaluar si se lograrán los ingresos presupuestados o se han sobreestimado, como han alertado organismos como el Banco de España.

"No tenemos más elementos que saber que lo que dicen los Presupuestos, que son fiscalmente responsables, no pretenden desviarse de la disciplica europea en absoluto y pueden tener algún 'challenge' de cumplimiento", se excusó.

Oliú se mostró más crítico al ser cuestionado sobre el nuevo impuesto sobre transacciones financieras incluido entre las reformas fiscales decididas para garantizar el aumento de los ingresos en dichas cuentas para el Estado en 2019.

El banquero reconoció que no es muy partidario de la Tasa Tobin aunque su impacto sea menor para el banco porque duda de su capacidad recaudatoria y alertó sobre los efectos negativos que puede tener su adopción.

En este sentido, alertó de que es un impuesto que "distorsiona el libre funcionamiento del mercado" y además tienen costes de aplicación, "que son casi mayores" que la contribución que generarán a los ingresos vía recaudación tributaria.

El banquero expresó en este sentido "la bondad" que tiene un tributo así dentro de "un sistema fiscal sostenible" y puso además en cuestión la oportunidad de que España sea el primer país de Europa con su aplicación.

Este aviso se produce después de que otros expertos, como la consejera delegada de Bankinter, hayan alertado de que ser ahí pionero podría pasar factura al mercado y provocar salidas de capital."Ser el primer país de Europa me parece un poco precipitado", afirmó Oliú.