Larosière dice que la abundancia de liquidez “debilita el sistema financiero” y “no estimula la inversión”
- El ex director gerente del FMI pide estabilizar el sistema de tipos de cambio entre divisas para evitar futuras crisis
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El exgobernador del Banco de Francia y ex director gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Jacques de Larosière, alertó hoy de que la “abundancia de liquidez” provocada por las prolongadas políticas monetarias ultraexpansivas “distorsiona y debilita el sistema financiero más de lo que estimula el crecimiento de la economía”, y no fomenta la inversión como se piensa.
Son algunas de las conclusiones formuladas por el economista durante su ponencia en la Cátedra "La Caixa Economía y Sociedad, donde fue presentado por el presidente de Caixabank, Jordi Gual; y con la que buscó desmontar algunas creencias arraigas en la comunidad económica y que, a su juicio, perjudican.
El que fuera banquero central de Francia entre 1978 y 1987, tras su paso por el Tesoro galo y el FMI, reconoció que una política monetaria “puede ayudar a revivir la demanda” pero si se prolonga demasiado tiempo provoca un exceso de endeudamiento que se traduce en una mayor “fragilidad” para las mismas economías.
“Todos sabemos que las burbujas financieras son un resultado intrínseco de eso”, subrayó, quien lideró el grupo de trabajo autor del famoso ‘Libro Larosière’ donde se expedían recetas adoptadas por Bruselas para evitar una repetición de la crisis tras auditar e identificar las, a su juicio, raíces del problema.
“El segundo mantra es que los tipos de interés, incluso negativos, son buenos para la inversión” bajo la premisa de que “si el dinero es barato invertiré más”, cuando un “estudio objetivo demuestra que los tipos de interés demasiados bajos durante demasiado tiempo no fomentan la inversión sino que promueven la liquidez, lo cual es problemático”, agregó.
El exresponsable del FMI desmintió también la idea de que un alto nivel de deuda pública “no es nada malo” y que ha alentado el endeudamiento desaforado de los países para estimular con gasto las economías tras la crisis. “A partir de cierto nivel, que puede ser a partir del 80% sobre PIB, la deuda pública se ve acompañada con un crecimiento muy inferior si lo comparamos con países menos endeudados”, aseguró.
Por último alertó sobre el problema que suponen las pensiones contributivas en el sistema universal, ya que con el envejecimiento de la población se ha pasado de cinco trabajadores en activos por cada pensionista en los años 50 frente a los 1,8 de la actualidad. “La creación de un sistema monetario europeo no va a ser capaz, por sí solo, de facilitar la solución a los problemas estructurales”, advirtió.
En su opinión el problema de hoy hunde las raíces en el acuerdo de Bretton Woods aprobado en 1944 para poner fin a un periodo de proteccionismo provocado por las Guerras Mundiales entre 1914 y 1945, bajo la idea de restablecer las relaciones exteriores con el “librecambio” y del que surgiría la creación de organismos como el FMI.
A su juicio dicha decisión es la que está detrás de la conformación de las burbujas financieras porque se perdieron herramientas útiles para, por ejemplo, limitar el crecimiento del crédito que desde esos años setenta avanzaba a ritmos del 5% anual “superando el crecimiento potencial de la economía”.
COORDINAR LAS DIVISAS
“La naturaleza libertaria de nuestro sistema financiero ha tenido como resultado una serie de mercados financieros inestables”, zanjó, si bien reconoció que una vuelta a Bretton Woods “no creo que sea posible ni deseable” porque era “demasiado mecanicista y asimétrico”.
Sin embargo, sí consideró “muy deseable estabilizar el sistema de tipos de cambio de manera inteligente a escala internacional” con, por ejemplo, la creación de una cesta de divisas importantes coordinadas y una autoridad aprobada a nivel internacional que supervise dicho funcionamiento y las relaciones a través de esa moneda.
“Pero esta propuesta requiere voluntad y liderazgo político. No parece que haya nada que apunte en esa dirección”, admitió, ante la decisión de mantener su “libertad”, sobre todo, de las grandes potencias como son Estados Unidos, China o Japón porque sacan ventajas con los movimientos de sus monedas para impulsar la exportación.
Durante el encuentro, el presidente de Caixabank, Jordi Gual, confesó compartir la "preocupación" del exdirigente del FMI sobre la deuda creciente en "un contexto de su política monetaria muy relajada" y la idea de que "la abundancia de liquidez internacional es algo bueno".
Gual ensalzó las contribuciones de Larosière para “mejorar el entorno supervisor y regulatorio en el mundo y en la UE” a través del citado Informe, que tomó el nombre del exbanquero central y que está detrás de la creación del Consejo para los Riesgos Sistémicos o la apuesta por la Unión Bancaria.
(SERVIMEDIA)
10 Ene 2019
ECR/gja