Sánchez compareció en rueda de prensa en el Palacio de la Moncloa después de la celebración del Consejo de Ministros de esta mañana, que fue el último de 2018 y tras el que hizo balance del año y de sus primeros seis meses de mandato.

Aunque Sánchez anunció hace apenas dos semanas el inicio de una ronda de contactos con los líderes de los demás partidos políticos, todavía no se ha puesto en contacto con ellos para reunirse y tampoco precisó si lo hará a principios de enero cuando vuelva de sus vacaciones navideñas.

Destacó que le gustaría “tener una relación normalizada con el principal partido de la oposición” a pesar de que en otoño anunció la ruptura de relaciones con Pablo Casado por considerarle partícipe de un nuevo intento de golpe de Estado de los partidos independentistas en Cataluña.

Superadas aquellas diferencias, Sánchez apeló este viernes a la “moderación” y también “al sentido común entre adversarios políticos”. Por eso, criticó que Casado le acuse constantemente de ser un presidente ilegítimo por haber llegado a La Moncloa con el voto de los partidos independentistas, además de los herederos del entorno de ETA y de Unidos Podemos.

Sánchez presumió de haberse comportado con sentido de Estado cuando estaba en la oposición y señaló que esa es la “prueba del algodón” de que ahora no va a permitir una quiebra de la Constitución. Sin embargo, insistió en que no es posible hoy por hoy llegar a acuerdos con el PP porque “dos no bailan si uno no quiere” y Casado “ha tomado la decisión de extremar sus posiciones”.

En este sentido, advirtió al líder del PP de que “si ellos -en alusión a Casado y Rivera- consideran que van a moderar a la ultraderecha por pactar con ella se están equivocando porque lo que va a pasar es que se van a radicalizar las posiciones de PP y Cs”.