Así lo señaló este martes el presitende del IEE, José Luis Feito, durante la presentación del informe ‘¿Deben bajar o subir los impuestos en España?’, que destaca que “nuestra presión impositiva, tanto en términos de PIB como en términos de tipos impositivos implícitos o efectivos, es especialmente baja en comparación con la de la UE en el ámbito de la imposición indirecta sobre el consumo y en la imposición directa sobre el trabajo”.

Por el contrario, el informe considera que la tributación en España “es sensiblemente más elevada que la media de la UE en el ámbito de la imposición sobre el capital”.

Según el informe, en España “los ingresos son relativamente inferiores en todas las figuras impositivas”, pero destaca que especialmente “en el caso de los impuestos indirectos”, ocupando España el puesto 24 de los 28 países de la UE, y en el de los impuestos directos, donde ocupa el puesto 14.

Sin embargo, para el IEE la comparación de los ingresos impositivos de España respecto a la media de la UE en términos PIB no es adecuada, al considerar que dicho criterio “olvida” que “nuestra renta per cápita es inferior”, lo que “explica la diferencia significativa entre los ingresos impositivos en España (33,3%) y los de la media de la UE (38,9%)”.

Por ello, el IEE considera “un sinsentido” intentar "converger con los niveles impositivos de países más ricos que el nuestro antes de conseguir la convergencia con su renta per cápita”. En este sentido, Feito aseguró que aumentar la renta per cápita “debería ser el criterio rector de la política económica” en España y que para ello “hay que aumentar la tasa de empleo, reducir la dependencia de la deuda externa y reducir el déficit público”.

A su vez, indicó que para aumentar la tasa de empleo hay que reducir los costes laborales y que, “para hacer esto sin reducir los salarios, hay que reducir las cotizaciones sociales”.

IVA, IMPUESTOS ESPECIALES Y TASAS

Por impuestos, Feito explicó que, aunque el tipo general del IVA en España es del 20% y en la UE es del 20,5%, “las exenciones aplicadas a través de los tipos reducidos y superreducidos” hacen que en España “solamente el 50% del consumo esté sujeto al tipo general, mientras que en otros países como Alemania, el tipo general afecta al 80% del consumo”. Así, el presidente del IEE defendió aumentar la mayor parte de los actuales tipos superreducidos al reducido y el aumento de algunos casos de tipo reducido al tipo general.

De la misma forma, el presidente del IEE también resaltó que en España los tipos impositivos e ingresos públicos por impuestos especiales son más bajos, destacando entre ellos el impuesto sobre los hidrocarburos.

Además, el IEE recomienda que para hacer compatible la reducción del déficit y el endeudamiento público con la disminución de las cotizaciones sociales y los impuestos sobre el ahorro, se realice una subida de tasas y precios públicos a través, por ejemplo, del aumento de peajes en la red de autovías.

COTIZACIONES Y SOCIEDADES

Por el contrario, el presidente del IEE explicó que “el porcentaje de los ingresos impositivos que representa la recaudación por la tributación del capital en España es superior al porcentaje promedio de la UE”, y que “las cotizaciones sociales pagadas por la empresa en España se encuentran entre las mayores de la UE”.

En cuanto al Impuesto de Sociedades, afirmó que es un tributo “malo para los trabajadores”, al considerar que “las empresas no pagan impuestos, los pagan las personas”. “El Impuesto de Sociedades lo pagan en primera instancia los propietarios de las empresas, pero lo intentarán trasladar a los clientes en forma de mayores precios y a los proveedores en forma de menores costes, mediante la contención salarial”, explicó, para añadir que “si las empresas no consiguen con estos ajustes mantener o aumentar su resultado, rebajarán la inversión y lo pagarán los trabajadores”.

Por último, preguntado por quiénes serían los ganadores y perdedores de este modelo impositivo propuesto por el IEE, Feito consideró que “de todos los modelos posibles, incluido el ‘status quo’, este es el que menos perdedores tendría”. “En todos los países ricos, sobre todo en los escandinavos, han llegado a estructuras de este tipo”, apuntó, para agregar que los principales ganadores serían “los trabajadores, con el aumento de las rentas del trabajo, y los que están ahora en el paro”.