Así lo transmitió el líder del PP en una entrevista en Cope recogida por Servimedia, donde alertó de que “muchos de los últimos escaños se concretan o se deciden por los famosos restos de los votos” dada la “caprichosa” Ley d’Hont.

“Al final, un voto que no vaya al PP acaba en el embudo de Susana Díaz; es la forma más gráfica de decir que hay votos que se pierden y pueden acabar beneficiando a la lista más votada”, avisó Casado.

Dicho esto, recordó que Ciudadanos pactó con el PSOE hace tres años y medio a pesar de que en su lema “pedían cambio”. Y lo mismo dijo de “formaciones nuevas”, en alusión velada a Vox, que “al final pueden no tener representación en algunas provincias”.

En este panorama, Casado estimó que “por décimas de votos esos escaños pueden dar un cambio o continuidad”. Y “como las cosas no han ido bien con el Gobierno socialista”, defendió que el cambio en Andalucía solo lo puede ejemplificar Moreno.

También aprovechó para explicar su estrategia de hacer una campaña “muy nacional”: “Susana no está cómoda con el discurso nacional, pero nosotros sí porque Andalucía también es España y a los andaluces no les gusta un PSOE que dependa de Quim Torra, Carles Puigdemont o Arnaldo Otegi”.

Además, el presidente de los populares contrapuso esta estrategia con la escasa presencia del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la campaña andaluza, y consideró un acierto hablar en “clave nacional” en esta tierra.

Las elecciones de este domingo, prosiguió Casado, son “claves” y el “primer paso para echar a Sánchez de La Moncloa”. “¡Por eso me implico tanto!”, enfatizó, escudándose en que sería “insostenible” que el PSOE siguiera gobernando España con los apoyos parlamentarios que tiene y con “su autonomía más importante” en manos del PP.

Por todo ello, Casado reclamó que “nadie se quede en casa” el 2 de diciembre, porque “los restos pueden dar muchos escaños y podemos conseguir ese cambio” en Andalucía después de 40 años de gestión socialista en la Junta.