Sánchez hizo estas consideraciones en un escrito publicado en su cuenta de Facebook en el que valora los acontecimientos vividos esta jornada en la Cámara Baja, con la expulsión del portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, del Pleno tras el tenso rifirrafe que protagonizó con el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, y la decisión de la presidenta de las Cortes Generales, Ana Pastor, de retirar del diario de sesiones los términos “fascista” y “golpista”.

En palabras del jefe del Ejecutivo, hoy en el Congreso se han dicho y hecho “cosas terribles” y “no es la primera vez”. “Yo mismo he sido objeto de palabras gruesas y graves insultos hace pocas semanas”, dice, antes de mostrar toda su solidaridad con Borrell por tener que “soportar palabras y gestos inaceptables” en sede parlamentaria.

Asimismo, agradece a Pastor “sus palabras y su defensa de la moderación” por la llamada a la reflexión que lanzó. “No solo hay insultos verbales en el Hemiciclo, hay falta de respeto a la Presidencia y actitudes que son impresentables absolutamente (...) Estamos demostrando que no utilizamos bien la palabra que nos han dado los españoles para representarles”, alertó Pastor esta mañana a los diputados.

Sánchez recogió el guante de Pastor y consideró que “es el momento de que todos y todas hagamos una reflexión”, en especial los diputados que utilizan la palabra para insultar y no para dialogar. “Con sus actuaciones no solo se descalifican a sí mismos, también socavan la dignidad de una institución tan importante como el Congreso de los Diputados. Socavan la dignidad misma de la Democracia”, advierte.

Considera, por tanto, que “todos” los que cada miércoles se reúnen en las sesiones de control del Congreso, tanto diputados como miembros del Gobierno, deben “pedir disculpas”, ya que “el espectáculo presenciado hoy y otros días, sean quienes sean los protagonistas y los responsables, nos afecta a todos y todas”.

Se basa en que los diputados, pertenezcan al grupo que pertenezcan, tienen la “más importante y honorable misión que puede tener un ciudadano”, esto es, representar y defender los intereses del conjunto de la sociedad que vota cada cuatro años. Por ello, avisa de que deben “estar a la altura”, porque lo contrario significa “decepcionar” a la ciudadanía.

En esta línea, sentencia que “no hay nada más peligroso para una democracia que la desafección ciudadana ante sus representantes e instituciones”, y agrega que lo sucedido hoy camina en esa dirección. En este punto, el presidente hace un llamamiento a todos los representantes políticos para que contribuyan a que los debates sean “sosegados y constructivos”.

“Creo que todos debemos pedir disculpas a la sociedad. Yo, como presidente del Gobierno y por tanto máximo responsable político de nuestro país, lo hago. Pido disculpas a la sociedad”, manifiesta, al tiempo que conmina a sus señorías a que lo visto hoy en el Congreso no vuelva a suceder. “La Democracia lo agradecerá. Los españoles y españolas de todo signo y condición, también”, concluye.