Madrid
La Comunidad impulsa un protocolo para actuar ante la captación yihadista de menores
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La Comunidad de Madrid, a través de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor (Arrmi), ha puesto en marcha un protocolo para detectar y actuar ante procesos de radicalización en menores que cumplen medidas judiciales y frenar así un posible reclutamiento yihadista.
Así lo manifestó este lunes la consejera de Justicia, Yolanda Ibarrola, durante su participación en la inauguración de una jornada sobre ‘Radicalización de menores: objetivo de la Yihad’, organizada a propuesta de Arrmi y que forma parte del Plan de Formación para empleados públicos de la Comunidad de Madrid que impulsa la Dirección General de Función Pública.
Ibarrola apuntó que, aunque en la Comunidad no existe un grave problema de radicalización yihadista de menores, el Gobierno regional “está bien preparado para afrontarlo”, ya que “no debemos olvidar que combatir la radicalización no es solo una forma de reinserción, sino también una manera de fortalecer la seguridad pública”.
En este sentido, la consejera destacó que Arrmi trabaja de forma individualizada con los jóvenes que cumplen medida judicial por su radicalización o integración en una organización terrorista de carácter yihadista. En el marco de estas actuaciones, desde hace un año la agencia aplica un protocolo a aquellos jóvenes que, por sus circunstancias personales, familiares y sociales, tienen un perfil vulnerable que facilita su captación por el radicalismo yihadista.
De este modo, el objetivo es identificar el problema, con sus indicadores y causas, de forma temprana para cortar la escalada en el proceso de radicalización.
VARÓN MAYOR DE 16 AÑOS
Esto permite desarrollar campañas de contraargumentos para hacer frente a los factores que propician el extremismo violento y elaborar mensajes positivos que promuevan una visión más integral del mundo, proponiendo, por ejemplo, formas no violentas de afrontar las situaciones.
De momento, Arrmi ha trabajado en 12 casos concretos. El perfil mayoritario es el de un varón (83% de los casos), con una edad media algo superior a los 16 años y con un elemento común: la exposición a entornos radicalizados durante los últimos 12 meses. En los casos de menor radicalización, también se detecta una vinculación a agrupaciones juveniles de carácter violento, como bandas latinas.
Entre las motivaciones para incorporarse a grupos radicales destacan el fallecimiento de algún familiar en una zona de conflicto, una experiencia familiar traumática o la búsqueda de sensaciones de apego, apoyo o protección.
(SERVIMEDIA)
05 Nov 2018
ICG/caa