En un comunicado, la ARMH explica que esa placa y esa escultura han de servir para recordar “a todos los hombres que picaron la piedra construyendo un mausoleo para el dictador y de cuya historia no existe un solo vestigio que los recuerde en ese lugar, convirtiéndose en un monumento negacionista, del mismo modo que la Fundación Francisco Franco niega que fueran obligados a trabajar en su construcción”.

El texto presentado por este colectivo recuerda que en el debate parlamentario del pasado 13 de septiembre sobre el decreto para la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, “donde permanecen por inacción de distintos gobiernos que han consentido en que con los impuestos de las víctimas de la dictadura se pague la tumba del dictador”, Calvo aseveró que “resulta muy difícil ponerse de perfil delante de la dictadura, y explicar algo así es muy difícil en 2018, en Europa y en una cámara democrática”.

Por ello, reclaman en el texto que se active con la “máxima urgencia” un informe técnico sobre el estado en que se encuentran los restos humanos en todas las criptas con el objetivo de saber cuáles podrían exhumarse y cuáles no; poner a disposición de los familiares y de la sociedad la información relacionada con el Valle de los Caídos: número de personas que fueron trasladas allí, material gráfico y toda la documentación relacionada con el monumento.

También piden que se les permita instalar en el Valle de los Caídos una placa en recuerdo de todas las personas que fueron obligadas a trabajar en su construcción, en la que se detallen las razones por las que habían sido “ilegalmente detenidos” y en la que se especifique que “no era su voluntad edificar, sufrir y en algunos casos dejarse la vida para ‘honor y gloria’ del dictador que llevó a cabo la mayor y más terrible actividad de nuestra historia reciente”.

Por último, solicitan colocar una escultura en recuerdo de los “esclavos políticos” que construyeron el Valle de los Caídos e instalar en la nave central pantallas con testimonios de los presos y un vídeo del NO-DO en el que se evidencie “cómo la dictadura utilizó políticamente ese espacio para fingir un estado de reconciliación mientras se seguía persiguiendo, torturando y deteniendo a quienes lucharon por el regreso de las urnas”.