Según una comunicación remitida por IAG a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el beneficio operativo de las aerolíneas del grupo ascendió a 2.575 millones, un 7,3% más.

Sin tener en cuenta las partidas excepcionales, el resultado después de impuestos fue de 1.970 millones de euros, un 9,1% superior a los 1.805 millones de 2017.

Los extraordinarios se debieron básicamente al cierre de los planes de pensiones NAPS y BARP de British Airways, que permitieron una reducción excepcional del pasivo por prestaciones definidas por valor de 872 millones de euros y de los costes en efectivo asociados por acuerdos transitorios por valor de 192 millones de euros. Estos importes se presentan netos como partida excepcional de 678 millones de euros dentro de la cuenta de resultados.

En su conjunto, las aerolíneas del holding obtuvieron unos ingresos de 18.346 millones, un 5,1% más. Por venta de billetes facturaron 16.326 millones, un 5,3% más.

Por otro lado, los gastos ascendieron a 15.771 millones, un 4,8% más. El combustible supuso un coste de 3.934 millones, un 13,5% más, y el personal de 3.589, un 0,8% más.

Además, en el periodo de nueve meses, el impacto neto de la conversión y los tipos de cambio de las transacciones para el grupo fue adverso en 120 millones de euros.

Al cierre del tercer trimestre, la deuda neta ajustada de IAG era de 7.475 millones de euros, un 4,1% más que un año antes, cuando ascendía a 7.183 millones.

En cuanto a sus perspectivas, IAG explica que, a los niveles actuales del precio del combustible y tipos de cambio, espera que su beneficio de las operaciones antes de partidas excepcionales en 2018 muestre un incremento en torno a 200 millones de euros respecto a los 2.950 millones de euros obtenidos en 2017.