La extensión del hielo marino llegó al final de la temporada de fusión entre el 19 y el 23 de septiembre con 4,59 millones de kilómetros cuadrados, también la sexta cantidad más baja en los últimos 39 años.

El hielo marino del Ártico, que es la capa de agua congelada que cubre gran parte del océano Ártico y los mares vecinos, se conoce a menudo como el acondicionador de aire del planeta porque su superficie blanca devuelve la energía solar al espacio y enfría así el globo.

Ese casquete de hielo marino cambia con las estaciones, puesto que crece en otoño y en invierno, y disminuye en primavera y en verano. Su extensión mínima veraniega, que ocurre típicamente en septiembre, ha estado disminuyendo a un ritmo rápido desde finales de los años 70 debido al aumento de las temperaturas.

La temporada de derretimiento de este año, desde el máximo de hielo marino en marzo hasta el mínimo en septiembre, refuerza la importancia de los patrones climáticos del verano para determinar si la superficie media de septiembre estará por encima o por debajo de la tendencia a largo plazo en el Ártico, según los científicos del NSIDC.

La extensión del hielo marino del Ártico alcanzó mínimos históricos en enero y febrero, y se mantuvo en el segundo más bajo de marzo a mayo. A pesar de esos niveles casi récord en el mes de inicio de la temporada de deshielo, el clima de verano menos extremo llevó a una extensión en septiembre que no estuvo cerca de los mínimos históricos y se situó ligeramente por encima de la línea de tendencia a largo plazo.

La extensión de hielo mensual de septiembre se mantiene en una tendencia a la baja. La tasa lineal de disminución para la extensión del hielo en ese mes es ahora del 12,8% por década o 82.300 kilómetros cuadrados por año.