Así se expresó Rallo en su comparecencia en la comisión de investigación del Congreso de los Diputados sobre este accidente, donde sostuvo que el “fallo lamentable” de que la curva de Angrois no estuviera señalizada se pudo producir por la separación de Renfe y Adif, ya que se separó la gestión de la infraestructura de la circulación.

“Una transición de esa velocidad tenía que haber estado como mínimo señalizada y con una baliza”, afirmó Rallo, quien añadió que “es inimaginable y a todos nos cuesta asumir que en una línea nueva con las circunstancias de la de Santiago no hubiera ningún tipo de señalización”.

“Fue un fallo lamentable que espero que jamás se vuelva a repetir”, prosiguió el máximo responsable de la CIAF durante la elaboración del informe del accidente, aunque señaló que se cumplía la normativa existente en ese momento.

A este respecto, recordó que entonces había otros 300 puntos sin señalizar con características similares, puntos que ahora ya lo están porque la CIAF lo pidió.

Dicho informe atribuyó las causas del accidente al despiste del conductor, provocado por la llamada telefónica del interventor, algo que Rallo ratificó en su intervención en la Cámara Baja.

Por otro lado, defendió la independencia de la CIAF, así como su profesionalidad, aspectos que fueron criticados por la Agencia Ferroviaria Europea (ERA) en un informe de 2016. A este respecto, esgrimió otro informe de la ERA de 2014 en el que respaldaba a la CIAF.

Por último, recordó que “el único objetivo” de la CIAF es la prevención de nuevos accidentes y no el establecimiento de responsabilidades, algo que incumbe a los tribunales.