Medio ambiente

La expansión de praderas submarinas en el Ártico crea nuevos sumideros de carbono

MADRID
SERVIMEDIA

Las praderas submarinas han aumentado en las regiones árticas y subárticas desde los años 40 del siglo pasado, lo que supone nuevos sumideros naturales que secuestran carbono y frenan la emisión de gases de efecto invernadero y, por tanto, el calentamiento global. Al contrario, las zonas tropicales y templadas del planeta han perdido en las últimas ocho décadas un 38% de las praderas de angiospermas marinas.

Ésta es una de las principales conclusiones de un estudio internacional realizado por el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, del CSIC y la Universidad de las Islas Baleares, así como la Universidad Autónoma de Barcelona y las universidades de Århus (Dinamarca), Edith Cowan University (Australia) y la de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (Arabia Saudí).

Este estudio examina la tasa de acumulación de carbono y la cantidad y origen del carbono almacenado en el sedimento de tres praderas de la angiosperma marina ‘Zostera marina’ en fiordos de la región de Nuuk (costa oeste de Groenlandia) durante los últimos siglos.

“Actualmente, el stock de carbono almacenado en el sedimento de las praderas de Groenlandia es todavía modesto comparado con la cantidad promedio almacenada en praderas a escala global”, indica Núria Marbà, autora del trabajo e investigadora del CSIC en el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados.

Marbà precisa que, “sin embargo, en las últimas décadas la capacidad sumidero de carbono de estas praderas está aumentando rápidamente, sobre todo porque cada vez la cantidad de restos de hojas, rizomas y raíces de Zostera marina que se entierra es mayor”. “Estas observaciones apoyan la hipótesis que las praderas submarinas árticas y sub-árticas pueden ser un sumidero de carbono natural muy importante en un futuro océano más cálido”, explica.

El calentamiento global supone una amenaza para praderas submarinas de regiones tropicales y templadas, concretamente para las que experimentan temperaturas máximas próximas a su umbral de tolerancia térmica.

“En cambio, en las costas del Ártico y sub-Ártico, ‘Zostera marina’ está creciendo bajo condiciones de temperatura máxima muy inferiores a su óptimo térmico y por lo tanto se espera que el calentamiento del océano proyectado para finales de este siglo favorezca su crecimiento y producción”, detalla Marbà.

POTENCIAL DE EXPANSIÓN

Esta investigadora añade que “el calentamiento global acorta el número de días anuales que la zona costera está cubierta por banquisa y ello también favorece la productividad de la planta porque la cantidad e intensidad de luz que reciben aumentan”.

“La presencia de praderas submarinas en el sistema de fiordos de Nuuk se documentó por primera vez en 1830. Sin embargo, la primera observación de dos de las tres praderas estudiadas data de 1910 y la tercera, formada sólo por algunas manchas de vegetación, del año 2009. Ello apoya la hipótesis que, aunque las praderas submarinas existen en Groenlandia desde hace más de 180 años, parece que se están expandiendo y aumentando su productividad”, recalca Dorte Krause-Jensen, investigadora de la Universidad de Århus y coautora del trabajo.

Por su parte, Carlos M. Duarte, de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá, apunta que la expansión de praderas submarinas en los fiordos de Groenlandia representa “un sumidero de carbono nuevo”. “En la actualidad, estas praderas son poco significativas porque su tamaño es pequeño, pero su potencial de expansión bajo un escenario de cambio climático es enorme, pues la costa de Groenlandia representa el 12% del perímetro de costa global”.

“Hemos utilizado técnicas de datación del sedimento con el radioisótopo 210Pb para reconstruir la cronología de los cambios en la tasa de enterramiento de carbono y de los cambios, mediante análisis del isótopo estable 13C del material orgánico enterrado, en la contribución de material de ‘Zostera marina’ a la cantidad de carbono enterrado desde el año 1900”, detalla Pere Masqué desde la Universidad Edith Cowan y coautor del trabajo. El isótopo 13C ayuda a identificar las posibles fuentes de carbono orgánico en el sedimento.

(SERVIMEDIA)
19 Sep 2018
MGR/caa